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El poder no se comparte, se ejerce

Ha sido práctica común de los gobernantes que antes de concluir su periodo pretendan imponer sucesor.

Ha sido práctica común de los gobernantes que antes de concluir su periodo pretendan imponer sucesor, de no lograrlo, al menos influir para que no sea de un partido distinto al suyo y así evitar ser investigado por posibles excesos en el ejercicio de su función. La historia en México registra un caso muy conocido que ha trascendido el tiempo y es denominado “el Maximato” que abarcó desde 1928 hasta 1934 en el que fueron presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, culminando en el primer año del gobierno de Lázaro Cárdenas de Río, cuando en 1936 expulsa del país al General Plutarco Elías Calles quien controlaba y dirigía la política mexicana pues al morir Álvaro Obregón, se había convertido en el hombre fuerte y jefe indiscutible del movimiento revolucionario. Durante la época del partido único y hegemónico, era común que todo gobernante al concluir su periodo se retiraba de la política y guardaba un “silencio sepulcral”, nunca opinaba, ni aparecía en eventos públicos que llamaran la atención, “Los reflectores alumbraban a su sucesor”.

La dominación ha sido un fenómeno social que trasciende el tiempo y el espacio, la lucha por el poder ha sido permanente por cualquier vía, la fuerza militar, la fuerza política, espiritual, torciendo la ley, por las buenas o por las malas; es una lucha permanente por detentar el poder y reproducirlo sea legítimo o no al margen de la sociedad. Es muy común que muchos gobernantes se quieran “erigir” en “el poder tras el trono”; en consecuencia, el poder no se comparte, se ejerce, sea el presidente de la república, un gobernador o presidente municipal, por tanto, no debieran interceder en el gobierno los cónyuges, compadres, achichincles. Los gobernantes están obligados a ejercer el poder con humildad, eficiencia, y en todo momento, sirviendo a la gente que es al final de cuentas los que pagan y deben mandar, para que en verdad le sirvan a sus gobernados.

En Baja California está sucediendo una “ruptura adelantada” entre el actual ejecutivo estatal y la gobernadora electa Marina del Pilar Ávila, quien a pesar de todo obtuvo el respaldo mayoritario del electorado. El actual gobernador se ufana de ser “muy amigo” del presidente y aprovecha esa cercanía para intentar imponer a personajes de no muy buena reputación en cargos públicos futuros. Además de lo anterior, la actual administración dejará sin recursos económicos y las finanzas públicas endeudadas, sin contar con que formalice algún otro contratito que trascienda su administración. Hasta ahora, la próxima gobernadora ha declarado públicamente que ningún funcionario de la actual administración repetirá, que serán nuevos funcionarios, también ha declarado su desacuerdo en extender el nombramiento del fiscal del estado y en que los gobiernos de los municipios asuman la administración de las comisiones del agua, e incluso con vías a la privatización. Por cierto, ha habido cientos de amparos en contra de los cobros excesivos del agua y al parecer, los empresarios ganarán este pleito por lo que el gobierno tendrá que realizar los reembolsos correspondientes.

Asimismo, se observa que la actual administración está “acelerando” el paso antes de concluir su periodo para implementar la “fronterización” de los “autos chocolates” que le generarían al estado muchos millones de pesos. El ostracismo y el silencio serían las actitudes más prudentes para un exgobernador, aunque lo dudamos mucho que ello ocurra ya que en la última visita el presidente AMLO se desvivió en elogios para el gobernador, por ello, es muy común escuchar rumores de que una vez que concluya su gestión, se incorporará al senado de la república o que será designado secretario de comunicaciones y transportes y la otra es que se vaya a vivir a San Diego. Bonilla ha declarado que una vez que deje el gobierno continuará como siempre con sus editoriales, no sabemos si permanecerá con su línea crítica que siempre lo caracterizó. Lo que nos debe de quedar claro es que la gobernadora electa es Marina del Pilar, no hay más, pero ella tampoco debe compartir el poder, debe ejercerlo. Hay que recordar la frase que el 4 de marzo de 2019 durante su mañanera expresó el presidente “El poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos”. *- El autor es economista egresado de la UABC.

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