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El pensamiento crítico

La semana pasada el anuncio de la participación de un comediante acusado de racista, homofóbico y clasista, Chumel Torres, provocó una fuerte reacción en redes sociales de quienes cuestionaban que Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación), hubiera invitado a un foro sobre “Racismo y/o clasismo en México”

La semana pasada el anuncio de la participación de un comediante acusado de racista, homofóbico y clasista, Chumel Torres, provocó una fuerte reacción en redes sociales de quienes cuestionaban que Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación), hubiera invitado a un foro sobre “Racismo y/o clasismo en México” a este personaje, lo que obligó a cancelar el evento programado para el miércoles 17 de junio. A ello siguió una fuerte crítica del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) acerca de la operación y funciones de dicho consejo y la salida de la presidenta, Mónica Maccise Duayhe. A la renuncia de la titular, se sumaron tres más de miembros del consejo consultivo: Katia D’Artigues, Mauricio Merino y Regina Tamés Noriega.

Me permití pedirle información a una académica que por medio de un tweet había reproducido la carta de renuncia de Regina Tamés Noriega, en la que afirmaba que dejaba el consejo consultivo después de 10 años de pertenecer al mismo. De igual forma D’Artigues y Merino, al momento de anunciar su separación de Conapred, afirmaban que dejaban el organismo después de 10 años como consejeros. La pregunta que le hice a la colega era que si sabía cuál era el periodo por el que se nombraba a un consejero. A lo que me contestó que era por tres años con posibilidades de una ratificación. Le di las gracias y comenté que a lo mejor era posible que fueran ratificados más de una ocasión porque los tres renunciantes llevaban 10 años en el consejo consultivo, dicho por ellos mismos.

Como si hubiera cometido una herejía, la reacción fue furibunda, me acusó de inmediato. Y como si de una bola de cristal dispusiera, me dijo que en el fondo yo lo que buscaba era atacar al Conapred, que ya me había descubierto. Que claro, como yo nunca había abanderado las luchas contra la discriminación, la homofobia y la misoginia, era que hacía esas preguntas tan terribles. Me recordaba, como si hiciera falta, que los tres renunciantes eran muy respetables. Y remataba: “Estás tan enojado con él (sic) pensamiento crítico, que da miedo”. Desde luego que al linchamiento se sumó otra persona refiriéndose a mi como “el bato que se la pasa jodiendo politólogas… y siempre arroba a Gibrán. Es el bato que te acusa arrobando a presidencia y cosas así, para echarte a la andanada”. Y ya no le sigo con la diplomática y elaborada retórica.

Lo que me interesa destacar, más allá del coraje y el odio que destilan los agudos argumentos, es la referencia al “pensamiento crítico” contra el cual, a su decir, estoy “tan enojado”. Evidentemente, nuestra académica ha dado su veredicto: estoy del lado incorrecto del pensamiento. O quizás quiso decir que tengo “malos pensamientos”. Lo correcto, desde luego, es estar del lado del pensamiento crítico, que me supongo ella asume que es donde se encuentra alineada.

Para quien ve la actividad política en forma dicotómica blanco o negro, es muy fácil resolver la ecuación de la vida pública mexicana. Unos están del lado del pensamiento crítico (los blancos) y otros estamos del lado del pensamiento oficial (los negros). Escribas lo que escribas y critiques lo que critiques. No hay forma. Los buenos y los malos. Para estos académicos el pensamiento crítico es criticar todo lo que haga, diga o proponga el gobierno de AMLO. Hay que referirse a AMLO como “López”, hay que evidenciarlo, porque en el fondo es un dictador o un autoritario y quien ose no criticarlo, pues no pertenece a la corriente del “pensamiento crítico”, faltaba más. No importa que en ese camino se junten con racistas, transas, corruptos, comentócratas chayoteros y toda la fauna. El objetivo es atacar a López porque tiene una forma de pensamiento que no nos gusta y hasta se viste y habla muy mal. Cuando le cuestiono que siendo feminista no ha escrito ningún mensaje solidarizándose con Irma Eréndira Sandoval ante los ataques recibidos por Carlos Loret de Mola y lo que él representa, me contesta: “No tengo porque (sic) apoyar a una persona que está en el poder”. No importa que se promueva el linchamiento mediático mediante la difamación: eso le pasa por apoyar a AMLO. Que solidaridad feminista tan cuestionable. Estamos ante el pensamiento simplista de la oposición. Insisto, no hay gradaciones: son los buenos vs los malos. Esa es la coartada de quienes quieren que nada cambie.

*- El autor es Investigador de El Colegio de la Frontera Norte/Profesor Visitante en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego.

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