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El noble vino

Cuando se habla de vino hay mucha gente que lo asocia como algo exclusivo, de expertos o sommeliers, sin embargo la realidad no es así, cualquiera puede disfrutar, sentir, apreciar y reconocer sensaciones o características con solo poner atención a tres de los cinco sentidos que tenemos: vista, olfato y gusto. 

“No puedes comprar felicidad… pero puedes comprar vino y compartirlo, que es lo mismo”.



Cuando se habla de vino hay mucha gente que lo asocia como algo exclusivo, de expertos o sommeliers, sin embargo la realidad no es así, cualquiera puede disfrutar, sentir, apreciar y reconocer sensaciones o características con solo poner atención a tres de los cinco sentidos que tenemos: vista, olfato y gusto.

Desde hace casi 25 años existe la “Cofradía del Noble Vino de Tijuana” y ha sido un espacio de convivencia y aprendizaje para sus miembros y para quienes gustan de historia, cultivo, producción, promoción y dignidad de todo tipo de vino. Hace unos días organizaron su Muestra Anual en el marco de las fiestas de la vendimia 2019. El evento fue todo un éxito y me motivó para compartirles a ustedes una afición que disfruto muy seguido con amigos y colegas: las catas de vino.

Organizar una cata no es nada sofisticado, ni complicado, es una actividad muy sencilla, educativa y divertida. Hoy quiero compartirte lo básico de ellas con el fin de que te animes a juntar a tus cuates, abrir unas botellas y empezar a conocer un poco de este fascinante mundo que te garantiza muchos amigos, conocimiento y risas, muchas risas.

Una cata tiene tres fases y, sin meterme a detalle, te las comento:



1.- Fase visual.

Esta empieza desde que se descorcha la botella, después cogemos la copa (del tallo o de la base) para que el vino sea servido, luego observamos el color, esto nos da una idea aproximada de la edad del vino y aunque no hay una regla general, podemos inferir que cuanto más rubí o brillante sea el vino, más joven es. Después observamos la densidad y esto se logra intentando leer a través del líquido, así definimos si es de capa alta (oscuro) o capa baja (claro).



2.- Fase olfativa.

Sin agitar el vino metemos la nariz a la copa y olemos. La magia de un buen vino es que podemos identificar aromas hasta en tres etapas: los aromas primarios son los propios de la uva, de la fruta; después tenemos los aromas secundarios que, agitando un poco la copa, se despiertan rápidamente aquellos que son propios de la fermentación y luego vienen los aromas terciarios que son un poco complicados de definir pero que son producto de la crianza del vino, aquí podemos identificar aromas de tipo vegetal, especies y hasta de tipo animal. ¿Interesante, verdad?



3.- Fase gustativa.

Mi favorita. Lo primero es identificar las sensaciones que producen cuando el vino llega a la boca, trata de identificar si el vino es salado, dulce, ácido o amargo, o una mezcla de estos. Un vino “redondo” es aquel que logra un equilibrio perfecto entre las cuatro. Al pasar el vino sucede un efecto retronasal, esto es que, cuando catamos un vino, este se esparce por la boca y al tragar, con el movimiento de la faringe, desprende hacia la nariz vapores de vino que siguen manifestando aromas que no eran perceptibles cuando entraron a la boca. Y por último habrá que definir qué final te ha dejado; ácido, tánico, largo o corto.

Pues ya está, ahora sabes lo básico de una cata. Ahora lo que sigue es llamar a tus amigos, diles que traigan una botella cada quien y cuando estén todos juntos retírate a solas a un lugar para que puedas taparlas de tal suerte que nadie pueda distinguir la marca, sírvanse el vino, disfrútenlo, compartan opiniones y al último revelen la identidad de las botellas para seguir comentando, compartiendo, disfrutando y aprendiendo.



* El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.