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El contrapeso que falta

Después de la crisis que terminó liquidando al llamado socialismo real en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas); los estados subalternos a Moscú, en particular los europeos, pasaron a una previsible inestabilidad estructural

En memoria de Sergio Quiroz Miranda: Tenaz luchador por el socialismo.

Después de la crisis que terminó liquidando al llamado socialismo real en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas); los estados subalternos a Moscú, en particular los europeos, pasaron a una previsible inestabilidad estructural que pronto agotó el carácter económico, político y social hasta entonces mantenido que, por obvias razones, determinó igual suerte para los partidos y movimientos subordinados al PECUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) los que organizados y movilizados en prácticamente el mundo entero representaban el pensamiento, voz y alternativa socialista de frente al capitalismo depredador.
“Los diez días que estremecieron al mundo” a causa de la revolución proletaria acaecida en octubre de 1917 pronto repercutió Palpándose, aquí y allá, el pánico capitalista que alarmado miró incrementarse la resistencia de la clase trabajadora cuyo largo y sinuoso recorrido bastante, aunque no suficiente, ha sido dicho y escrito sin desestimar, con proporcional valía, el conjunto de vertientes ideológicas de historial socialista que aun discrepantes en sus tácticas y estrategias se conformaron bajo teorías anarquistas, marxistas, trotskistas, maoístas, guerrilleras u otras que al margen de la represión recibida por la brutalidad burguesa su influencia en la organización, movilización y concientización entre jornaleros de la ciudad y el campo dejaron una huella imposible de negar y olvidar.
En México instrumentos como el PCM (Partido Comunista Mexicano), PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), PPS (Partido Popular Socialista), PMT (Partido Mexicano de los Trabajadores), LCE (Liga Comunista Espartaco) y diversas agrupaciones guerrilleras desafiaron a un sistema autoritario donde reprimir lo mismo que hostigar, encarcelar, torturar, desaparecer o asesinar en complicidad con el aparato judicial o impune  bestialidad policíaco-militar el sistema se jactaba de mantener a los mexicanos “bajo orden, libertad y democracia” aunque el pueblo permaneciera en la opresión de una dictadura perfecta.
En resumen – y sin subjetividad – habrá de valorarse la contribución de la izquierda socialista mexicana que aun arrinconada por infaltables yerros, desviaciones, reprimendas, oportunismo o reformismo político; el estado de cosas impuesto por la mafia del poder difícilmente hubiese menguado su unanimidad electoral, rasgos sanguinarios o presumida democracia con relación al resto del mundo.
No obstante sobre el palpitar social de México será, entre finales de los 80 y principios de los 90, que la izquierda militante determinó disgregarse, disolverse para integrarse al naciente partido de la Revolución Democrática (PRD) asumiendo de esa forma las reglas institucionales establecidas para transitar, en consecuencia, bajo la vía electoral creada por el sistema de partidos institucionales.
En la nueva etapa, (quebrantamiento de la descompuesta partidocracia y presidencia de AMLO), la izquierda socialista sobreviviente comienza a retornar, a reclamar los espacios que a pesar de todo el despótico neoliberalismo no logró ocultar y menos domar pues  al parejo de la rebeldía popular, la explotación y desigualdad social persiste la lucha por un presente y futuro progresista donde la izquierda socialista con franca  autocrítica, ideas nuevas y tenacidad organizativa ocupará la trinchera correspondiente…



* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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