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El Paco Ignacio que conozco

En la primera feria del libro universitario UABC, que organizamos en febrero del año 2000, el primer escritor que invitamos, el que todos queríamos que estuviera presente, no fue otro que Paco Ignacio Taibo II. Por supuesto que aceptó y no sólo presentó su libro, La primavera pospuesta, sino que ofreció una conferencia titulada “Hacia una nueva literatura policiaca de aventuras”, que dio en el Teatro Universitario ante centenares de sus fieles lectores.

En la primera feria del libro universitario UABC, que organizamos en febrero del año 2000, el primer escritor que invitamos, el que todos queríamos que estuviera presente, no fue otro que Paco Ignacio Taibo II. Por supuesto que aceptó y no sólo presentó su libro, La primavera pospuesta, sino que ofreció una conferencia titulada “Hacia una nueva literatura policiaca de aventuras”, que dio en el Teatro Universitario ante centenares de sus fieles lectores. Entre las cosas que nos dijo es que el oficio de escritor es el de teclear y teclear desde “sus miedos profundos, pero también con sus más profundas ilusiones”. Yo que lo he visto en diversas ferias del libro he podido atestiguar que en ellas no sólo se presenta como el escritor consumado que es, sino que se pasea por sus puestos y pasillos como lo que más le gusta ser: un comprador de libros, un lector compulsivo, un viajero incansable que nunca sale con las manos vacías, que siempre encuentra nuevos mundos por explorar, nuevas aventuras por llevar a cabo. Mientras otros escritores mexicanos se volvían tlatoanis inaccesibles, Paco Ignacio ha ido por el mundo pregonando que los libros son lámparas maravillosas, tesoros para compartirse entre todos.

Y vuelvo a nuestro tiempo: veinte años más tarde de nuestra primeriza fiesta de la lectura, PIT II regresó a nuestra feria, donde se le otorgó un merecido reconocimiento, aunque su premio mayor fue invitarlo a un restaurante de comida china estilo Mexicali, donde Paco Ignacio se sintió como en casa y donde comió de todos los platillos que pusieron a su disposición. Al verlo de nuevo, después de los abrazos y saludos de rigor, me percaté que Taibo es de los amigos que no ves en años, pero cuando vuelves a encontrártelo reinicias la plática con él como si el tiempo no hubiera pasado. Y vuelves a charlar de novelas de recientes, de autores policiacos preferidos, de la historia de México, de sueños librescos y lecturas que te despiertan las ganas de vivir, que te señalan futuros por recorrer, que te recuerdan que la memoria es la más pura forma de la justicia con que contamos.

Con los años, Paco Ignacio se ha convertido en un creador de novelas de aventuras y de novelas históricas, a la vez que ha realizado extraordinarias investigaciones sobre personajes del pasado: anarquistas, revolucionarios, indígenas en armas que, a pesar de que no siempre lograron lo que se propusieron, fueron el impulso decisivo para cambiar a la sociedad de su tiempo. Si Paco Ignacio es el padre de la narrativa policiaca mexicana, también lo es de la literatura como acto subversivo y de la historia que no quiere monumentos para adorar sino personas de carne y hueso para platicar con ellas, para discutir con ellas lo que fue y lo que pudimos ser. Si algo le debemos los mexicanos a PIT II es una historia donde los déspotas no acaben siendo los ejemplos a seguir, donde los luchadores anónimos no sean olvidados. Pero mientras esto sucede, podemos empezar leyendo su obra, metiéndonos en los intersticios oscuros de una sociedad hecha de ostentación y penuria, de relumbre y miseria, de crímenes impunes y de presuntos culpables, donde un detective independiente bien puede ser la última defensa de lo justo, lo íntegro, lo veraz. No es poca cosa para un país tan clasista, tan rapaz como el nuestro, donde narrar la vida en sus penurias, en sus crímenes, en sus sueños, es esforzarte en que permanezca en la memoria colectiva, en que perdure para que las víctimas de nuestra sociedad no se olviden.

Por eso Taibo II es una fuente de energía para toda los que abrevamos en su literatura, para todos los que compartimos con él la vorágine de la escritura, el gozo de la lectura como sinónimo de la auténtica felicidad. Un amigo de los buenos para combatir los malos modos de nuestra era. Un compañero de aventuras en la utopía de la lectura como bien común. Y cuando se marcha a cumplir con sus deberes como promotor cultural, descubres que PIT II es el personaje más memorable que conoces, el contador de historias que aún lucha por la libertad en estos tiempos de odio, el activista generoso que aún ondea sus ideales de justicia revolucionaria frente al mundo. Para quien hoy sólo lo conoce de oídas, así es Paco Ignacio. Así ha sido siempre.

*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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