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Efecto del encierro

Quizá a algunos les resultó ocioso pensar que tan terrible pandemia tuviese algo de “aprovechable”.

Semanas atrás dije hay que “Aprovechar el COVID-19”. Quizá a algunos les resultó ocioso pensar que tan terrible pandemia tuviese algo de “aprovechable”, pero a casi tres meses de cuarentena forzada o voluntaria, algo debe estar pasando en nuestras vidas para bien o para mal. El bien supremo es estar vivos, luego sanos, pero la suspensión de las rutinas que por décadas hemos construido y seguíamos haciendo inconscientemente modelaron a nuestros organismos sin la posibilidad de conocer efectos de otras rutinas.

En abril recomendaba a los investigadores a que aprovecharan las calles sin gente para recabar datos sobre la movilidad y sus efectos. Al respecto, el martes que cargué gasolina me di cuenta que ya tenía mes y medio sin abastecerme del combustible. Mi camioneta de exploración todavía trae en su tanque gasolina del último viaje al desierto en febrero pasado.  Y eso está repercutiendo negativamente en los ingresos de la gasolinera, pero también está incidiendo positivamente en mi economía. Y los mejor de todo, al quemar menos combustible estamos contribuyendo a mejorar la atmósfera en beneficio de todos.

Desde luego que el estancamiento de la economía al no estar nosotros gastando lo que gastábamos traerá una recesión, pero también una mejoría en el ambiente. ¿Qué preferimos?

En las redes sociales muchos usuarios nos vemos ahora más “cachetones”, es la falta del ejercicio que a diario hacíamos en nuestras rutinas ahora congeladas. Los cachanillas tenemos como favoritas para comer fuera de casa, los tacos de carne asada y la comida china, después hamburguesas y pizzas, todos son alimentos con alto contenido de grasa y colesterol. ¿Qué habrá pasado en nuestro organismo con dos o tres meses sin comer esos favoritos?

Sugiero hacerse un examen de química sanguínea completo y compararlo con otro del año pasado. ¿Se notará alguna reducción en sus niveles de triglicéridos, colesterol y glucosa? Si lo hay visible, supuestamente será positivo para su salud, si no ha cambiado, o es usted inmune a esos alimentos o los sigue comiendo en casa con otros nombres. En estas pruebas no intento demostrar nada a nadie, excepto a usted mismo, ese alguien al que jamás podemos engañar.

El efecto del encierro ha sido notorio entre los boxeadores, por ejemplo, que, al suspender sus rutinas y sobre todo entrenamiento por falta de funciones de Box, han ganado peso y lentitud en sus movimientos. Y quizá este efecto se extienda a todos los deportistas que dedican considerable cantidad de energía en sus oficios. Los que trabajamos con una computadora, por ejemplo, debemos por lo menos caminar a diario alrededor de la casa o en una caminadora, sobre todo los que estamos en riesgo de ser víctimas de la pandemia por la edad.

Pero, si somos honrados, estos tres meses deben reflejar alguna productividad, se pueda o no medir, si no, estamos dejando de vivir. Por mi parte, ya he publicado 21 historias cortas en FB y ya terminamos mi hermano y Yo el libro “Añoranzas Cinegéticas”, que pronto anunciaremos.

 

*El autor es investigador ambiental ENCERRADO.

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