Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

Dos gobernadores

Ha sido un vicio y una práctica cotidiana que el gobernante saliente siempre intente imponer a un personaje incondicional para cubrirle las “espaldas”.

Ha sido un vicio y una práctica cotidiana que el gobernante saliente siempre intente imponer a un personaje incondicional para cubrirle las “espaldas” y evitar que sea investigado y sometido a juicio por los excesos cometidos durante su gestión. Sin el ánimo de especular, casi siempre todos los gobernantes de cualquier color siempre incurren en excesos o en mal uso de los recursos públicos, en el caso de Baja California, dicen, no ha sido la excepción, a pesar de las previsiones que se toman para evitar esos exabruptos. En días recientes ha “reaparecido” la figura del exgobernador Jaime Bonilla en la primera plana de un diario regional, quién se resiste a dejar los reflectores, “declarando y advirtiendo” que no dejará de informar y de escuchar al pueblo de Baja California. Insiste, además, que la nueva BC no habría sido posible sin la ayuda de AMLO. Se observa claramente y de manera “pertinaz” que no quiere dejar el poder y seguir incidiendo en la “vida pública” del estado. Si bien, aún ostenta el cargo de senador de la república debiera ser respetuoso del nuevo gobierno y darle su lugar a la gobernadora Marina del Pilar Ávila de ejercer libremente el poder. A él no le gustaría que le hicieran lo mismo. En su ámbito de competencia como senador está en su derecho de participar, pero no de la forma que lo hace. Hay que recordar que la forma es fondo. Hasta ahora yo veo dos gobernadores, dicen algunos analistas. Es probable que a algunos les falle la vista y observen lo que la mayoría no ve. La realidad es que la intromisión en la búsqueda de “reflectores” le resta presencia a la gobernadora y “debilita” el ejercicio del gobierno. La gobernadora debe entender que el poder se ejerce y no se comparte con nadie. A pesar de invocar y sentirse protegido por el “manto” de AMLO no debe de hacer cosas buenas que parezcan malas, a pesar del engaño de expresar, que él está en defensa de los intereses de los bajacalifornianos. No debe actuar de esa forma, los reflectores ya lo alumbraron durante dos años y ya es tiempo de que se retire y se encierre en su “claustro” del senado de la república. Si no lo hace, es probable que la misma sociedad se exprese y saque a relucir sus excesos. Bien le haría al estado que el presidente AMLO, se lo llevará a la ciudad de México a una secretaría, en donde sus amigos estarían de plácemes y lo recibirían con los brazos abiertos. No debe haber confusión para los gobernados saber quién es realmente el gobernador en turno. Bonilla tiene que recordar que Marina estará en el poder 6 largos años y que a él le quedan 3 años, que es el tiempo que le resta a su amigo el presidente AMLO, después de ahí, perderá el poder y se quedará a la deriva sin el apoyo que hoy recibe y podrán pasar muchas cosas y pudiera caer en desgracia como ha sido el caso de muchos políticos, que no han hecho una buena lectura de la realidad. Nunca como hoy se han roto las reglas no escritas de la política, son nuevos tiempos, nuevos paradigmas y comportamientos, pero el respeto a la investidura es el respeto. Nadie puede estar por encima del gobernante en turno, los reflectores son de ella, de nadie más. El único interlocutor con la sociedad debe ser Marina del Pilar a pesar de que no quiera el exgobernador tendrá que hacerlo. Marina debe ganarse con trabajo la confianza del electorado que votó por ella. Bonilla debe dejar gobernar a Marina y se debe olvidar del cargo de gobernador. Él ya fue y debe ser generoso y olvidarse del poder ejecutivo. Debe ser sin duda un gran honor haber servido a Baja California y agradecerle al presidente de la república el haberlo apoyado, dándole la oportunidad de servir y reconocer que, sin el apoyo del ejecutivo, jamás hubiera logrado acceder a la gubernatura. Su tiempo ya pasó, lo que hizo o dejó de hacer es cosa del pasado. No hay vuelta atrás. Marina tendrá que demostrar que ella es la que manda en nuestro estado.

*- El autor es economista egresado de la UABC.

En esta nota