¿Dividir o repartirse Tijuana?
Tijuana no se está dividiendo, como se ha señalado por algunas voces.
Tijuana no se está dividiendo, como se ha señalado por algunas voces, a partir de la propuesta de crear otro municipio en la zona Este de la ciudad sino que, en el fondo, se está “repartiendo” de otra forma por los nuevos grupos políticos que confluyen en Morena.
Vayamos por partes. Tijuana es actualmente, por decirlo así, un pastel muy grande que está en manos de muy pocos de la clase política, principalmente la más vieja y tradicional. Pero, con la llegada de Morena al gobierno, han surgido otras corrientes que buscan nuevos espacios de poder.
Obviamente este no es el origen de la iniciativa, pero eso significa en realidad, aunque no sea su propósito explícito. Las cosas no nacen siempre así como se cree, y menos éstas en las que está de por medio el poder.
Para una referencia más amplia, veamos algunos datos. El Censo de población de 2020 arrojó que Tijuana es el municipio más poblado de todo el país, con un millón 922 mil 523 habitantes (es decir, casi dos millones), y concentra el 51 por ciento de la población de Baja California que asciende a tres millones 769 mil 020 habitantes.
El resto de los municipios son muy débiles o muy pequeños demográficamente, incluido Mexicali que tiene un millón 049 mil 792 habitantes (27.85%), y el resto de ellos (Ensenada, Tecate, Playas de Rosarito y San Quintín), tienen un porcentaje que oscila entre el 3 y 2 por ciento.
Esto significa que Tijuana, sólo por la concentración de población, es la ciudad que tiene mayor peso político y económico, y esta tendencia no va a cambiar en los próximos años. Al contrario. Sin embargo, no obstante esta dimensión, Tijuana tiene apenas 8 distritos electorales (diputados), Mexicali 5, Ensenada 2 y uno cada municipio restante, sin contar los de representación proporcional.
Es claro que Tijuana está sub-representada políticamente y el resto sobre-representados, especialmente Mexicali, que debe su peso a su origen como capital del estado, nada más. Una forma de resolver esta situación sería aumentar el número de distritos en Tijuana, pero también (y sería mucho mejor) crear otro municipio, sobre todo porque lo que es hoy la zona Este de la ciudad tiene ya casi el millón de personas, según datos de 2015 del IMPLAN.
El Este es la zona más poblada de Tijuana con casi 850 mil habitantes, contando sólo las delegaciones más populosas, pero es muy probable que rebase el millón de habitantes. Este simple dato hace viable la creación de otro municipio porque refleja con toda claridad que el peso principal de Tijuana está en el Este, no en la zona vieja de la ciudad.
El Este es una zona pobre cuyo potencial está en su población. Un municipio ahí podría detonar una gran variedad de actividades, mejorar la infraestructura urbana, los servicios públicos, promover otra conexión con la línea fronteriza de EU, pero incluso ayudar a desfogar el tráfico vehicular que está asfixiando a la ciudad.
No es casual que en esta iniciativa se hayan interesado algunos empresarios panistas (como Luis Bustamante), porque es evidente que al nacer otro municipio se abrirá un mercado nuevo para los negocios inmobiliarios y para muchas otras jugosas actividades económicas. Todo llegaría aparejado.
La creación de otro municipio en el Este de la ciudad le quitaría muchos problemas a una Tijuana saturada que ha llegado a una situación de “macrocefalia urbana”, que “se define como la existencia de ciudades mayores, desproporcionadamente grandes con respecto al sistema de ciudades que les sirve de soporte”.
Crear otro municipio, en efecto, le quitaría poder a Tijuana como tal, pero le traería muchos otros beneficios en todos los planos, con un gobierno más eficaz, pero también le permitiría “reinventarse” (como está de moda hoy) y mejorar la calidad de vida en un territorio más pequeño.
Tijuana no se va a dividir; ya está dividida, porque mientras algunos viejos residentes siguen añorando los tiempos pasados, surgió otra ciudad en este tiempo, con otra fisonomía y con otros rasgos que no son los de la vieja Tijuana, pero ahí en esa zona vive más del 50 por ciento de su población. No es un pegoste de Tijuana; es la ciudad de hoy.
Este proceso coincide con la llegada de un nuevo partido que se está repartiendo el pastel. El riesgo, en este sentido, es que el nuevo municipio surja como un reservorio de votos o como una zona exclusiva de Morena, por lo menos un tiempo.
El mapa político está cambiando y la moralina sobre la división no va a servir de nada. Hay que prepararse para ello.
*El autor es analista político
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