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Desfiguro

Voy a ventanear a mi madre querida de mi corazón, quien hace más de tres décadas tomó una nave directa al más allá.

Voy a ventanear a mi madre querida de mi corazón, quien hace más de tres décadas tomó una nave directa al más allá. Pues bien, ella decía “disfiguros” agregándole siempre la interrogante: “¿Qué disfuguros son esos?” Por lo que yo también seguido así lo digo y lo escribo sin reparos ni retobos.

Aludida, dejo descansar a mi madre y citaré ahora a quien parece no tenerla: ¿Vio usted el desfiguro del presidente de nuestro país pidiendo en una mañanera que le pusieran la canción “Los caminos de la vida”?

“¡Canción dedicada a todas las madrecitas del mundo!”, cumbia colombiana que en una estrofa dice: “que si mi vieja se muere pues así son los caminos de la vida”…

¡Vaya mensaje! En particular porque el presidente recomienda que salgamos y enfrentemos los riesgos que implica vivir. “Ni modo que nos quedemos encerrados ahí nomás”.

En pleno aumento de contagiados, con medidas poco estrictas y actitud relajada de la gente ya sea por falso optimismo o por nefasta resignación; pero el COVID y sus variantes siguen haciendo estragos. Ante ello, “El Valiente Mandatario de México” recomienda que nos lancemos al ruedo, que tomemos al toro por los cuernos y qué enfrentemos los riesgos que tengamos que correr.

Postura temeraria sin precisar quiénes obligadamente sí tiene que salir y quiénes deben permanece en casa. Y menos con la peregrina idea de que será el destino el que decida nuestra suerte. Absurda idiosincrasia con “difiguro” incluido.

A PALABRA DE HOY: DESFIGURO

Igual que en latín, se le llama figura a la efigie, forma o modelo. Fig- con el sufijo -ura que significa actividad o resultado; y la misma raíz del verbo 'fingere' que expresa copiar, formar, modelar o simular.

Ahora bien, desfiguro con el prefijo des- indica negación o inversión; o sea, “sin figura o carente de ella” ¿Cuál? Pues la que le corresponde a cada uno, máxime si es que tiene la investidura presidencial... digo yo.

DE MI LIBRERO: EL NUEVO ENEMIGO

Ensayo escrito por Mario Vargas Llosa hace cuatro años que a mi juicio tiene una precisión meridiana. En él señala que el comunismo se ha convertido en una ideología residual y afirma que ahora la amenaza es el populismo.

Para empezar nos dice que el populismo “es la política irresponsable y demagógica de unos gobernantes que no vacilan en sacrificar el futuro de una sociedad por un presente efímero”.

Agrega que el ingrediente central del populismo es el nacionalismo, el que después de la religión ha originado las guerras más mortíferas que haya padecido la humanidad.

Explica que el nacionalismo es inseparable del racismo y del sectarismo. Busca chivos expiatorios a los que hace culpables de todo lo que anda mal en el país. Por ejemplo y en su momento, Trump acuso a los mexicanos como violadores, ladrones y narcotraficantes.

Vargas Llosa concluye que el populismo es difícil de combatir porque apela a los instintos más acendrados de las clases económicamente más desprotegidas: la desconfianza y el miedo. Y yo puntualizo que se vale de TODO para justificarse hasta de ridículos desfiguros.

*- El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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