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Derecha macabra

De cierto modo la historia de la humanidad ha plasmado que la derecha, y fieles conservadores, acabaron convirtiéndose en herramienta espiritual y material creada y recreada sobre el mundo terrenal aunque, obviamente, bajo el aterrorizante designio de condena a quien tuviera la osadía de insubordinarse a la ley de Dios, es decir, a la maquinación del llamado Estado Vaticano tramado, fiscalizado y operado por personajes que siendo comunes y corrientes se reclaman seleccionados del montón plebeyo para, sobre dicha fábula o devoción, poder usufructuar la supremacía de salvar vidas ante el reto inducido por el insufrible infierno y demonios.

De cierto modo la historia de la humanidad ha plasmado que la derecha, y fieles conservadores, acabaron convirtiéndose en herramienta espiritual y material creada y recreada sobre el mundo terrenal aunque, obviamente, bajo el aterrorizante designio de condena a quien tuviera la osadía de insubordinarse a la ley de Dios, es decir, a la maquinación del llamado Estado Vaticano tramado, fiscalizado y operado por personajes que siendo comunes y corrientes se reclaman seleccionados del montón plebeyo para, sobre dicha fábula o devoción, poder usufructuar la supremacía de salvar vidas ante el reto inducido por el insufrible infierno y demonios.

Sumergidas las masas entre la caricia (salvaguardar almas) y el chicotazo (fogón satánico); en la superficie se haya una fuerza que ha hecho del oro y la plata su razón de existencia, de un quehacer sustentado en la explotación del prójimo a través de una doble maniobra: arrebatar lo patrimonial y enajenar el pensamiento persuadidos de que los placeres terrenales, en comparación a los misterios de la comercializada salvación humana los bienes terráqueos, por su infinita existencia, son factibles de arrebatar, explotar y concentrar.

A través del tiempo y sus variadas épocas, periodos y coyunturas; sobran los hechos que de manera oral o escrita detallan el carácter retrogrado de un clero contrario a interceder por los pobres, adverso a defender a los sacrificados por el capital, coincidente con sanguinarios que montan guerras de pillaje sobre pueblos y países frágiles que, incluso, en la cúspide de la ponzoña, el terrorismo cupular eclesiástico castiga con rigor la voz y acción de pastores comprometidos con los de abajo: del criminal colonialismo español clavado sobre la raza indígena mexicana hasta el presente la memoria es una y la misma.

Siglos de atroz coloniaje afirmado sobre frenética rapiña que gradual, pero implacable, conformó una clase “fifi” religiosa y laica bajo el manto protector de San Pedro y mandatarios arrellanados en suelo Azteca que sin dejar de blandir la espada asociaron, el filo de la misma, a la imagen de un Dios desconocido a los venerados por nuestros pueblos originarios edificándose, hasta consolidarse, la flor y nata de una conocida derecha depredadora, proclive a vender la patria y a medrar de lo ajeno la cual sobrevino durante la Colonia, Independencia, Reforma y la llamada Revolución que, para significativa depravación derechista, el neoliberalismo la prostituyó al extremo.

Germinada la derecha mexicana del estirado cordón umbilical avenido de la Edad Media (prolongado lapso del dominio católico-feudal) el destino manifiesto del dúo codicioso consistió en detonar guerras, allanar pueblos, imponer servidumbre, explotar al semejante y acumular riqueza mediante el saqueo fruto de la costumbre o consuetudinaria manía de robar a diestra y siniestra.

Por eso y mucho más; la derecha en México fue parida sobre aquellos pañales de seda. Amamantada con frutos exuberantes. Crecida de coloridos placeres y abastecida con aterciopelado ropaje de suerte que cualquier intento de llamarla a cuentas los enfurece, claman venganza y llaman a linchar a todo insolente entrometido…

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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