Democracia y demagogia
Esta es la secuela de la colaboración anterior “Votar o abstenerse” donde señalaba algunas observaciones sobre el evento del próximo domingo.
Esta es la secuela de la colaboración anterior “Votar o abstenerse” donde señalaba algunas observaciones sobre el evento del próximo domingo, la consulta sobre revocación de mandato, no ratificación como está manejándose en los medios, en anuncios y por militantes del partido en el gobierno y también de funcionarios en los tres niveles.
Ya señalaba que es un evento de revocación, no de ratificación, pues así lo mandata el modelo; no es un evento para decir que continúe, sino para señalar que debe terminar el mandato por el que fue electo en el 2018. Mal se entiende la publicidad sobre “no está solo” pues no se trata de acompañamiento, sino de ejercer la presidencia conforme a las reglas pactadas. Por eso la insistencia de que no se está llevando a cabo el proceso conforme lo definido por ley y en la Constitución. A la letra, se han violado clara y soberbiamente las leyes aprobadas años atrás, aunque curiosamente por quienes ahora están en el gobierno, pero antes eran oposición.
Sorpresas que da la vida. Se han roto las formas y en mucho por la propia autoridad en turno; por eso mencionaba que el proceso debe ser por la ciudadanía, no por petición, apoyo, comparsa y provocación del gobierno. Es, recordemos, un derecho y facultad de la ciudadanía, no una consulta sobre popularidad gubernamental. Es para revocar por la pérdida de confianza, no para reiterar partidismo y protección.
Más que una sesión de revocación se ha convertido en una de provocación., lo que es lamentable pues se trata del primer ejercicio de este tipo en la historia de México. Por eso dije en la anterior colaboración, que votar o abstenerse era decisión particular de las personas y, hasta donde he platicado con amigos y leído o escuchado opiniones de analistas, comunicadores y politólogos, nadie está pidiendo que sea removido el presidente y la mayoría dice que termine conforme al mandato constitucional terminar su mandato. Sin embargo, el ejercicio del 10 de abril se ha convertido en un medio para descalificar al árbitro (el INE) sea cual sea el resultado y el número de participantes, lo cual es más preocupante porque lo que se busca es desprestigiarlo, desmantelarlo y volver a esquema unicontrol como antes de los años ochenta, cuando el gobierno era juez, árbitro, organizador y responsable del sistema electoral; sistema, que les recuerdo, se cayó desde la secretaría de gobernación.
Al menos de que me demuestren lo contrario, creo que el ejercicio del domingo diez no es del todo útil, no solo se trata de una distracción como lo han señalado partidarios y detractores en ese orden. Quizás ahora no le veamos el sentido al examen, pero evidentemente bien encausado por la ciudadanía podría ser de mucha utilidad y no solo para el caso del presidente, también para los gobernadores, los integrantes del poder legislativo o presidentes municipales y, si me apuran, de magistrados.
Esto lo comento porque las instituciones se construyen con resultados no con lemas y dichos populares; están sujetas a resultados y a rendir cuentas: la historia, en su momento hará su papel de juzgador. Termino diciendo que no se trata de una real consulta para revocación, porque esto significaría haber definido quien sería el sustituto para culminar el periodo sexenal. Una vez más, estimado lector usted defina si quiere votar o prefiere abstenerse y, recuerde que la que vale es la votación del 2024.
*- El autor es Consejero Nacional de Index, además de Director de Recursos Humanos para LatinAmérica en Newell Brands.
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