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De la democracia a la autocracia

Parafraseando una expresión muy conocida que aparece en el manifiesto del partido comunista publicado en 1848 que a la letra dice “un fantasma recorre Europa, es el fantasma del comunismo”. Si este enunciado lo aplicáramos a nuestro entorno diríamos “un fantasma recorre Latinoamérica, es el fantasma de los autócratas”.

Parafraseando una expresión muy conocida que aparece en el manifiesto del partido comunista publicado en 1848 que a la letra dice “un fantasma recorre Europa, es el fantasma del comunismo”. Si este enunciado lo aplicáramos a nuestro entorno diríamos “un fantasma recorre Latinoamérica, es el fantasma de los autócratas”. Hoy en día en América Latina existe la tentación de algunos gobernantes de convertirse en dictadores, ¿será que la democracia no ha logrado la prosperidad que estas sociedades esperaban? En efecto, muchos países no han podido salir del subdesarrollo económico, donde impera la pobreza ancestral y la aplicación de políticas que, en lugar de realizar una distribución más equitativa del ingreso, han dado como resultado hasta ahora polarización y marginación. Países como Nicaragua, Bolivia, Venezuela, recientemente Perú, enfrentan nuevos conflictos poselectorales y El Salvador está entrando en el mismo esquema. Los Sandinistas de ayer se convirtieron en dictadores, tal es el caso de Daniel Ortega que fue un guerrillero que luchó por derrocar la dictadura de Somoza, logrando su objetivo para después convertirse en un dictador. El caso de Evo Morales en Bolivia, después de haber gobernado durante algunos años, al final se quiso erigir como un dictador cambiando las leyes para poder alargar su periodo y el caso más emblemático de lo que no se debe de hacer, Venezuela del general Chávez que después de intentar derrocar al gobierno por la vía armada, fracasó y le perdonaron la vida, para después, buscar la presidencia de Venezuela por la vía electoral democrática. Al morir Chávez dejó a su heredero Maduro. Hoy en estos países han aparecido, la violencia, la represión, la pobreza extrema y la hambruna. Actualmente, la moda está en llegar al poder por el voto libre y democrático de esas sociedades para después cambiar la ley a modo y extender su periodo de gobierno. Los sedicentes dictadores iniciaron su gobierno en medio de críticas severas al neoliberalismo económico, culpándolo de todos los males habidos y por haber, para después dividir a la sociedad en ricos y pobres, en avivar la llama de la lucha de clases, haciendo uso de la máxima “divide y vencerás”. En Latinoamérica ha surgido una generación de sátrapas, abusivos que pretenden deshacerse de sus enemigos políticos a toda costa, encarcelamiento, eliminación o refugiados políticos. El primer paso para convertirse en un dictador es el desmantelamiento de instituciones democráticas y controladas a “contentillo” con personajes a modo, siendo los artífices de sepultar las instituciones democráticas que dan un equilibrio a un sistema sustentado en la “libertad”. Control de los medios, el congreso, la suprema corte de justicia, la comisión de derechos humanos, el INE, organismos independientes y el control del ejército. La vida democrática ha sido abandonada, la tentación de perpetuarse en el poder es permanente y amenazadora. El arribo de los dictadores que se quieren imponer como forma de gobierno, ante el fracaso, dicen ellos del modelo neoliberal, conservador y “Fifi”, cuyo odio por los empresarios raya en lo absurdo. Tal parece que regresamos a la época medieval del oscurantismo, de la monarquía absoluta, que aspiran a instituir un solo pensamiento, un solo discurso. Tal como sucedía con el “Rey Sol” Luis XIV, que decía “el estado soy yo” Hoy, el nuevo soberano, encarnado como presidente de México de facto ha hecho presa esa expresión para actualizarla con el lema “el pueblo soy yo y el estado soy yo” el pueblo sabio jamás se equivoca. Ungido por su dios, tiene todos los poderes: legisla, administra y juzga y define su razón de estado y es el jefe de las fuerzas armadas. La vida democrática ha muerto, se ha instaurado la autocracia y un autoritarismo propio del siglo pasado que concentró el poder en una sola persona. Llegó al poder por la vía pacífica a través del voto libre y soberano y existe la tentación por erigir una monarquía desde los pantanos atestados de zancudos de la Macuspana. Existen los rumores y clamores que cuando camina por los pasillos solitarios de palacio nacional, puede ser mandado al patíbulo por los clasemedieros y aspiracionista, que no ven la hora de tomar desquite, para que no olvide que vive en un país democrático, donde la monarquía es parte del pasado.

*- El autor es economista egresado de la UABC.

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