Constitución estropeada
Cuando la brecha emprendida por la guerra revolucionaria mexicana, 1910-17, y con esta la hoguera causante de miles de muertos, quebrantamiento económico y desolación generalizada; la siguiente batalla no dejó de ser menos cruenta ya que los vencedores, antes de alcanzar el toque de queda, comenzaron a noquearse mutuamente en aras de encarrilar para sí el mayor botín social, económico y político pues de dicho tesoro dependería su feliz o desdichado porvenir familiar.
Cuando la brecha emprendida por la guerra revolucionaria mexicana, 1910-17, y con esta la hoguera causante de miles de muertos, quebrantamiento económico y desolación generalizada; la siguiente batalla no dejó de ser menos cruenta ya que los vencedores, antes de alcanzar el toque de queda, comenzaron a noquearse mutuamente en aras de encarrilar para sí el mayor botín social, económico y político pues de dicho tesoro dependería su feliz o desdichado porvenir familiar. De suerte que aún con las camorras, deslealtades y recíproco ajuste de cuentas no hubo de otra que ponerse de acuerdo en la conformación del marco legal correspondiente al “nuevo Poder”.
De aquellas maneras, y una vez formalizado el arranque, las voces representadas por los diferentes veneros antiporfiristas(carrancistas,
Verdadero alumbramiento histórico no exento de convergencias-fracturas-
Justamente lo célebre de nuestra vigente constitucionalidad, 104 años después de proclamada radica, ciertamente, en un vanguardista manuscrito de aspiraciones igualitarias, emancipadoras e insobornables predicciones a representar la esencia de la patria y aprobación de un pueblo que cobijado con una discursiva demagógica ha sido, empero, rehén de un poder político-económico donde la Constitución, al no aplicarse, desconoce la razón de ser de un estado de derecho convirtiéndola en algo que va de lo sombrío a lo inexistente.
En sí; una legislación que a lo largo y ancho de su patrullaje en supuesto amparo de la forma y contenido legal exhibe múltiples cicatrices fruto de violaciones, agravios, compraventa, etcétera; identificada por cierta escritura prostituida, pergamino cortesano inequívocamente orientado hacia el bolsillo del mejor postor. Fallida; mancillada o simplemente arrinconada; las instituciones del Estado y su gobierno de ningún modo, excepto notables ocasiones, han aplicado y defendido la legalidad.
Por eso y más; en estos días vemos brotar lo pútrido emanado desde los sótanos donde moran jueces, ministros, consejeros, magistrados, fiscales y calañas acopladas en la cúpula, que como todas las veces, delinquen “amparados en el orden jurídico-constitucional”.
Fuera máscaras: hacer historia es convocar, analizar, acordar y aprobar un Nuevo Constituyente, caso contrario, seguiremos atrapados y sin salida…
*- El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.
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