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Congreso de peso, no de pesos

Las verdaderas democracias se construyen a base de pesos y contrapesos, capaces de profundizar en las relaciones políticas, públicas, sólidas, transparentes,  de poner como denominador común a la población a la que representan. 

Las verdaderas democracias se construyen a base de pesos y contrapesos, capaces de profundizar en las relaciones políticas, públicas, sólidas, transparentes, de poner como denominador común a la población a la que representan.

Si es mucho pedir, y no lo podemos lograr, es más, ni soñar, no tiene ningún caso ir a las urnas a ejercer el voto.

Llama la atención que cuando hay elección de candidatos, o las campañas para la obtención del voto, los aspirantes a presidente, gobernador o alcalde absorben a los aspirantes a diputados. Estos últimos, en muchas ocasiones, se convierten en damas de compañía de los primeros, como si se debieran a ellos.

Perdón, sabedores de que en muchas ocasiones, se deben a ellos.

Ahí empieza mal esta relación republicana y democrática que deberíamos tener.

No les cae el 20 de que son poderes fuertes e independientes, autónomos.

Del Poder Judicial, que depende del Ejecutivo en la articulación de su presupuesto, mejor ni hablamos. Actualmente sus integrantes, desde secretarias, jueces y magistrados, están bocabajeados, no cuentan ni con papel del baño o servicio de fotocopias.

Pero regresemos al Congreso del Estado, ahí se aprueban las leyes que nos rigen, el presupuesto que se ejerce en cada entidad gubernamental, se fiscaliza el gasto, se investiga su destino y ejecución.

¿Es acaso cosa menor?, como para que no entendamos que no se debe tener a un Poder Legislativo, como oficialía de partes o caja de resonancia, de un Ejecutivo estatal o federal lleno de caprichos, de superficialidades, incoherencias. Sea del partido que sea.

El 2 de junio pasado, la ciudadanía de Baja California cambió radicalmente a sus representantes populares. Le entregó su amor total a Morena.

El hartazgo de 30 años de panismo, acompañado del aroma que todavía es intenso en el estado del presidente Andrés Manuel López Obrador, llevó a este cambio radical.

Debo confesar que me da miedo, esa totalidad, que se puede convertir en totalitarismo dictatorial, de un Ejecutivo estatal, que vea en la discusión, negociación y contrapesos, una cosa caduca, innecesaria y que le quita tiempo para que se aprueben sus propuestas.

La legislatura pasada terminó envuelta en escándalo de pesos, al aprobar

una ampliación de período gubernamental de 2 a 5 años, llamada Ley Bonilla, que favoreció al gobernador electo.

Situación, que por cierto, nos tiene en un crítico escenario nacional, que de hazmerreír, subió al escalón del escándalo político.

Los ojos ciudadanos deben estar puestos en la actual legislatura, hay una total mayoría de Morena y sus aliados. El camino allanado para los acuerdos está a la orden del día, pero también está presente la posibilidad que el vecino Ejecutivo instalado también en la Plaza de los Tres Poderes caiga en la tentación del pernicioso avasallamiento.

Los diputados actuales, algunos reelectos, otros que han estado en otras legislaturas, algunos nuevos emanados de Morena están explorando lo que será su comportamiento.

No hay, propiamente dicho, una tradición legislativa independiente en Baja California, pero la experiencia nos dice que es urgente que haya una Cámara de Diputados sólida, propositiva, equilibrante.

No es que sea pesimista, pero si el actual presidente del Poder Legislativo, Catalino Zavala está a escasas semanas de sumarse al gabinete del gobernador electo, Jaime Bonilla Valdez, la autonomía e independencia, esta en entredicho.

No queremos, no necesitamos, es más, repudiamos un Congreso de pesos, entregado al mejor postor. Ojala sea de peso y de pasos firmes.

La verdad sea dicha.





* La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.

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