Chapulines reelectos
Las llamadas Leyes de Reforma significaron para México un indiscutible salto histórico aunque, jurídicamente hablando, con o sin justificación, ni en la letra y menos en la práctica se plasmó la no reelección otorgando a don Benito Juárez un salvoconducto para que repitiera en la presidencia del país azuzando, no solo a la protesta política, sino generando revueltas y levantamientos armados contra el incautado y no renovado Poder Ejecutivo acaparado por el Benemérito de las Américas y sus liberales partidarios.
Las llamadas Leyes de Reforma significaron para México un indiscutible salto histórico aunque, jurídicamente hablando, con o sin justificación, ni en la letra y menos en la práctica se plasmó la no reelección otorgando a don Benito Juárez un salvoconducto para que repitiera en la presidencia del país azuzando, no solo a la protesta política, sino generando revueltas y levantamientos armados contra el incautado y no renovado Poder Ejecutivo acaparado por el Benemérito de las Américas y sus liberales partidarios.
Apoyado en la crónica de la época, se puede aseverar que la ruptura política entre determinados juaristas como en diversos grupos conservadores los generó, por encima de lo ideológico, la irritación que la repetida presidencia del oaxaqueño despertó pese a la contradicción donde, sin dejar de reconocer los aportes relevantes del hombre que derrotó al imperio francés, no le perdonaron sus repetidas fases presidenciales las que ya fuese bajo presión, negociación o por las armas nadie logró impedir la reelección de quien antes había repetido como guía principal en la Suprema Corte de Justicia de la Nación: De hecho solo la muerte impidió al antiguo pastor de cabras seguir en la presidencia.
Años turbulentos aquellos que sin duda trazó el pasamanos que impuso la ruta impuesta por Porfirio Díaz durante 30 años que duró siendo presidente. Una prolongada temporada gobernada mediante el puño de una dictadura al servicio de poderosa casta explotadora, reaccionaria y represora que eclipsó la evolución histórica hasta entonces conquistada (Reforma y Restauración de la República) imponiendo una regresión económica, política y social que luego de subsistir bajo aplastante e invariable despotismo logró sintetizarse en oposición al duradero Porfiriato que fue derrotado a través del consistente, vital y sensible Sufragio Efectivo no Reelección.
Plasmado por la Constitución el voto participativo-representativo tanto como el reemplazo en todo puesto de elección popular, a la pandilla triunfante en la lucha contra el General Díaz (Álvaro Obregón y su grupo) ganas no les faltaron para “hacer verano” en el gobierno, sin embargo, no llegaron a más con lo que inventaron brincar de un hueso a otro, realizar gimnásticas maromas conocidas como “saltos de chapulín” ejecutadas por fieles al partido y a los jefes mafiosos, es decir, una grotesca pero efectiva forma de repetir en el puesto.
Por eso y más no extraña que los diputados del PRImor bajacaliforniano junto a sus aliados hayan aprobado, a todas prisas, su propia reelección bajo el sello de seguir parasitando de la nómina al parejo de hacer campaña en apoyo a su personalidad mediocre, tranza y de causas vulgares como su beneplácito a la Ley Bonilla, soslayar la depredación acuífera del Valle de Mexicali en privilegio de la cervecera Constellation Brands, municipalizar San Quintín animado por fines electoreros, sostener el tintero a favor de la rapaz desalinizadora en Rosarito, decretar impuestos leoninos en plena pandemia, simular demencia ante los “moches” recibidos por funcionarios del presente gobierno, por solo registrar unos cuantos.
Más que reelegir, urge fumigar a los chapulines…
* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.
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