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Centro histórico (Segunda parte)

El sábado 29 de octubre hice un recorrido por el centro histórico de Mexicali. Disculpe lo sentimental respetable lector: me dio tristeza. Y cierta indignación a la vez por tanta publicidad al respecto del actual gobierno municipal con el discurso, o mejor aún, con la permanente cantaleta de que el centro histórico hoy se ha rescatado, que es un espacio mágico cargado de vitalidad

El sábado 29 de octubre hice un recorrido por el centro histórico de Mexicali. Disculpe lo sentimental respetable lector: me dio tristeza. Y cierta indignación a la vez por tanta publicidad al respecto del actual gobierno municipal con el discurso, o mejor aún, con la permanente cantaleta de que el centro histórico hoy se ha rescatado, que es un espacio mágico cargado de vitalidad. Que el gobierno de Morena hoy ha entregado su empeño para recuperar lo que fue ayer fue el Centro Histórico de Mexicali. Reitero que me dio tristeza. Me di a la tarea de recorrerlo una vez más y me dio indignación a la vez, reitero, por tantas mentiras, por tanto, discurso pagado para elogiar a Marina del Pilar Ávila, que entre paréntesis le deseo pronta recuperación.

Claro que sus jilgueros tienen derecho a “ganarse una lana” pero me pregunto: ¿conocerían estos vendedores de elogios a la Alcaldesa la verdadera historia del centro de Mexicali en dos etapas sin duda alguna de grandeza? En la década cierre de los cuarenta y parte de los sesenta las calles del cine Iris (Reforma), Chinesca y en toda esta zona transitaban, recorrían, paseaban, ciento de mexicalenses, incluyendo “braceros o alambres”, llegados del sur con el fin de ingresar a EU. La vitalidad, el movimiento, la alegría que se generaba por sus banquetas, pasillos y comercios de todo tipo, simplemente ya será imposible recuperar. Estos años ya muertos quedaron muy grabados en mi mente recién llegado a Mexicali. Completaba aquella multitud de paseantes y clientela de aquellos comercios de chinos y de mexicanos también, un enorme movimiento de camiones urbanos y taxis, por lo general con rumbo a Pueblo Nuevo, un barrio en aquellos años el más importante de esta ciudad. Imposible que aquello regrese. Tiempo muerto. Años que se fueron y no regresan, como le pasa a todo centro histórico que cumple su ciclo. Ninguna politiquería lo pudo rescatar. Pese a que, si es posible alguna remodelación de algún monumento, parque y un mini espacio dentro de la extensión de varias calles del viejo Mexicali. Reitero: aquellas décadas de los cuarenta, cincuenta y parte de los sesenta, no regresarán.

Como no regresarán los años veinte y treinta en que el jolgorio, la alegría y el enorme bullicio; la grandeza del Mexicali de los casinos y casas de juego a la entrada de Calexico tampoco podrá regresar. Fueron tiempos nostálgicos, hoy, en que un compositor norteamericano compuso la bella y sin duda, reitero nostálgica canción de “Mexicali Rose”.

A mi llegada a Mexicali, en los cincuenta, la zona de cabarets y casinos aún se conservaban en estas calles adyacente a la entrada de Calexico. Tiempos idos; ciudades que envejecen como los seres humanos,

No sobra, de ninguna manera, el empeño de Marina del Pilar Ávila Olmeda, en su programa de rescate del Centro Histórico de Mexicali. Naturalmente es una tarea imposible, pero la energía que la alcaldesa dedica a este proyecto, a este afán, a este objetivo, siempre será bienvenida. Menos naturalmente el agobio, el abuso publicitario que ha desplegado, incluso pagando a inocentes propaladores de lo que ellos llaman "espacios mágicos"; hágame usted el favor.

Por cierto: La avenida Madero en parte de los cuarenta, cincuenta y sesenta, era realmente un espacio mágico. El correo, el edificio Guajardo, la Estrella Azul, la empresa de el señor Palomera Motores del Pacífico, o algo similar, (no me acuerdo el nombre exacto), el parque Héroes de Chapultepec, la escuela Normal Urbana Federal Fronteriza y el Instituto de Ciencias y Artes y Artes del Estado todas estas instituciones en lo que es hoy en lo que es hoy Casa de La Cultura. Aquel movimiento, la vitalidad de esta avenida naturalmente, y la entrada a Calixtico no tendrán retorno. Murió la zona y han muerto sus motivos, sus causas, sus habitantes. Un recuerdo inolvidable. Algunos años fui alumno de la Escuela Normal y participé de la euforia de aquella época, de aquella Madero que no volverá. Así de simple.

El Centro Histórico de esta capital es mucho más, pero muchísimo más que una pagoda china en un parquecito casi siempre olvidado y venido a menos.

*- El autor es artista plástico.

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