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Autoritarismo y Utopía

A unos meses de lograr el triunfo avasallador de Andrés Manuel López Obrador que obtuvo más de 30 millones de votos.

A unos meses de lograr el triunfo avasallador de Andrés Manuel López Obrador que obtuvo más de 30 millones de votos y durante su campaña repetía en todas las plazas donde se concentraban cientos y hasta miles de mexicanos en pos de un cambio, por un México mejor y siempre aclaraba que en él no existía la tentación autoritaria del poder, que el poder es humildad y que solo tenía sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio del pueblo, que a él no le interesaba la parafernalia del poder y abundaba, no me interesa el autoritarismo no lucho por una dictadura, lucho por la democracia y la erradicación de la corrupción, palabras más palabras menos. Hoy ha mostrado el rostro oculto y ha salido a relucir las verdaderas intenciones, no le interesa la democracia le interesa el autoritarismo. Desde el inicio de su administración han sido los caprichos y las ocurrencias lo que han orientado su gestión.

Lejos han quedado los estudios sobre viabilidad técnico económica y de evitar daños al medio ambiente, así se advierte la negativa de continuar con el aeropuerto de la Ciudad de México, que traería infinidad de vuelos de distintos puntos del orbe y que colocaría a nuestro país entre los más modernos en términos de instalaciones aeroportuarias. Pero no, en lugar de eso tendremos por capricho un tren maya que ha venido depredando las selvas del sureste mexicano y que hasta ahora, según las notas publicadas por diarios nacionales, existe resistencia por parte de los pobladores a los cuales no se les tomó en cuenta para este megaproyecto. La refinería de Dos Bocas y el capricho de construir el aeropuerto en Santa Lucía.

Las promesas realizadas en campaña de purificar la vida pública de México y gobernar con principios democráticos fueron una quimera que de pronto se olvidó y hoy vemos los afanes presidenciales de volver al pasado, a ese pasado que pensábamos que no regresaría. Al país de un solo partido y al país de un solo hombre, el país del presidente, del virrey, del mesías, del hombre que controlaba todo. La utopía democrática fue solo un arranque de campaña, el paraíso terrenal prometido jamás llegó, los pobres se volvieron más pobres, a pesar de que él tiene otros datos. A pesar de que se han regalado miles de millones de pesos, los pobres no salen del bache económico, el presupuesto electoral solo sirve en tiempos de campaña y ¿después? Amanecemos con la cruda de haber hipotecado por años nuestro futuro por dádivas que duran solo unos días.

Los afanes autoritarios y el desprecio por las leyes vigentes ha sido la constante, existen o existieron organismos de la sociedad civil que han sido satanizados, bajo la sospecha de corrupción que jamás se comprobó a los cuales nunca se les finco responsabilidades y hasta ahora no hay nadie en la cárcel por estas acusaciones. Lo que si vemos es la falta de medicamentos, el regreso del Huachicoleo y la corrupción rampante de esta “nueva mafia del poder”. La concentración del poder se exhibe todos los días en las mañaneras que han servido para descalificar a todos aquellos grupos o personas que no piensan como él. Trata de imponer una sola narrativa, una sola manera de ver la realidad, el pluralismo y la diversidad quedaron en el discurso. Las instituciones que han sido o fueron garantes de la democracia incipiente y que hoy están en crisis son el Institutito Nacional Electoral (INE), el Tribunal Electoral, el poder judicial, los medios masivos de comunicación. La concentración del poder en contra de la democracia es un hecho, nadie está exento de ser descalificado desde el “púlpito de la pureza”. Hay democracia cuando le conviene y cuando no, descalifica y denosta a quienes lo critican, pero debe entender que la crítica es para que se dé cuenta de las cosas que está haciendo mal y que el papel de la prensa y de los líderes de opinión es para enmendar, corregir y mejorar. Hemos retrocedido en términos de participación democrática cuando menos unas 4 décadas. En el año 2000 pensábamos que la alternancia traería paz y tranquilidad al país, que el progreso de la sociedad estaba en camino, pero hoy vemos con tristeza el regreso al pasado, al que nadie quisiera volver.

* El autor es economista egresado de la UABC.

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