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Año nuevo 2020

Cada enero, invariablemente, tengo el gusto de recibir la interesante reflexión por parte de un entrañable amigo que recientemente cambió de residencia de Mexicali a Querétaro.

Cada enero, invariablemente, tengo el gusto de recibir la interesante reflexión por parte de un entrañable amigo que recientemente cambió de residencia de Mexicali a Querétaro.

Comparto con usted sus ideas ya que las considero sumamente interesantes y sobretodo útiles para reflexionar y tomar las decisiones que con responsabilidad nos correspondan para hacer que las cosas sucedan.

Siendo así, no me resta más que desearle a usted lo mejor para el presente año entendiendo que si Dios nos presta salud el resto está en nosotros y en nadie más…

Tantos eventos y sucesos impactantes que dejó este año me hacen pensar en lo importante de visualizar el futuro en función de lo que verdaderamente es prioritario para mí, o más bien de lo que creo que es prioritario, la verdad es que por lo general vivimos las vidas y deseos de los demás de forma inconsciente.

A veces nuestro problema es que no tenemos lo que queremos o lo que pensamos que necesitamos y la solución más sencilla es resignarnos y convencernos de que no se puede tener eso. El verdadero problema está en tener muchas opciones para el futuro, tanto profesionales como familiares y personales y no saber que elegir y que abandonar.

Las personas optimistas piensan que todo irá bien y eso les ayuda a sobrellevar los altibajos en su vida, las pesimistas pareciera que atraen las circunstancias negativas pero siempre están preparados para resignarse o buscar una solución. Es cuestión de enfoques y de elección, de cómo quiero tomar los acontecimientos que se dan en mi vida.

Los buenos deseos y propósitos de inicio de año nos motivan y alientan a trabajar por lograr nuestros objetivos pero a medida que avanza el año pareciera que se nos van olvidando esas metas y vamos encontrando justificaciones lógicas de porque no se pueden cumplir. Creo que en el fondo lo que pasa es que no planeo a más de un año, no escribo por quinquenios o decenios lo que quiero lograr o llegar a ser y eso provoca que cada enero me esté replanteando mi futuro.

Así como me quejo de la falta de continuidad en cada sexenio político así me doy cuenta de que estoy peor cuando redefino todo cada año. Alguna vez leí que las estrategias del gobierno japonés son a 100 años. Como me falta alargar mi visión de futuro y escribir cada meta en el corto, mediano y largo plazo. Tengo muchos objetivos pero hay que aterrizarlos en el papel, descomponerlos en iniciativas y estas a su vez en planes de acción detallados.

Qué decir de lo bueno y malo que pasó en el año, solo aprender de las lecciones que me hicieron crecer y de los momentos de felicidad que se vuelven memorables, lo demás hay que borrarlo y sacarlo incluso del disco duro. Lo que sí debo grabar en piedra son las nuevas amistades que cultivé este año, los besos que les di a mis hijos y a mi esposa, los momentos inolvidables que pase con mis papás y hermanos.

Se puede derrumbar el mundo pero saber que tienes quien te espera y quien te quiere no tiene precio, uno vive por los demás sin darse cuenta porque ningún logro o triunfo te sabe si no lo compartes con alguien, porque no hay más alegría que ayudar a alguien solo por amistad o por amor. Cada acción buena te hace sentir mejor y te ayuda a ser más positivo y optimista.





*El autor es editorialista local/consejero CDEM.

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