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Afabilidad

A mí me gusta conversar.

A mí me gusta conversar. No hablar por hablar; sino intercambiar vivencias e incidencias; alegrías, dolencias y, por qué no, hasta ocurrencias. Pero, siempre, con un propósito y cierta pertinencia.

Disfruto del que conversa; no el parlanchín y menos el hablador. Congenio con el que habla intercalando lo emocional con lo racional y sabe escuchar con sabia paciencia.

Sobre todas las formas de platicar, prefiero la afable, virtud que anhelo acrecentar. Porque la vida me ha enseñado a distinguir y disfrutar entre todas las voces las portadoras de afabilidad.

Me explico: La afabilidad tiene su origen en la humanidad, sinceridad y tolerancia. Jamás podrá ser afable un insensible, hipócrita o mentiros.

La afabilidad es afectuosa, benevolente y respetuosa. Aun cuando no calle lo que no le gusta o molesta; sabe decirlo con tersa y afable honestidad. Si se altera, el afable en forma ecuánime pronto se recupera. La afabilidad juzga; pero siempre comprende, concilia y perdona.

LA PALABRA DE HOY: AFABILIDAD

La etimología de la palabra afabilidad proviene del latín 'affaibilitas' que significa “cualidad del que se dirige agradablemente a los demás”.

El adjetivo afable / 'affabilis' en latín, designa al que es de trato y conversación amable, posee la raíz semántica 'fa', 'fari' / hablar, Por ello, algo inefable es aquello que no se puede explicar.

A una persona de conducta atenta; pero poco comunicativa o parca, difícilmente se le puede calificar de afable. Porque el afable ejerce su amabilidad en forma verbal.

Afable es una palabra con historia que apareció en 1570 en el “Vocabulario de las dos lenguas, toscana y castellana” de Cristóbal de las Casas. Y se le incorporó al Diccionario de Autoridades de la Real Academia en 1726.

Pero “la afabilidad no es una virtud de los tiempos antiguos, porque la virtud no la posee el tiempo, sino el ser humano… del que quiera practicar la noble sencillez y la generosa franqueza; que desea progresar en la confianza amistosa y en la buena voluntad invencible”. Inspirado en San Vicente de Paúl.

Aquí un fragmento de un poema de mi cosecha: “Ya lo sé. El poema moderno no es en verso / Utiliza suave en lugar de terso / Dice hundir en lugar de inmerso / Ya lo sé. Otros hablan, pero yo converso”.

DE MI LIBRERO: LA BIBLIA.

No soy religiosos, pero esta columna está dedicada a quien sí lo era por convicción y fe inquebrantable.

“…el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio…” Gálatas 5:22-23.

“Panal de miel son las palabras amables de la vida y dan salud al cuerpo.” Proverbios 16:24.

“Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno”. Colosenses 4:5-6.

Ninguna circunstancia podrá quitarme el privilegio de haber conversado y convivido con un ser humano extraordinario que hace poco partió de este mundo. Hasta siempre, afabilísima Martha Lorena.

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