Acciones, no promesas
Señalaba hace ocho días la intermitencia en los semáforos sanitarios del Covid-19, pasando de rojo a naranja y regresando al rojo. Dentro de ese escenario el Presidente presentó el domingo 19 diez promesas a manera de sencillo homenaje gubernamental para los “entrañables difuntos” de la pandemia. Pero como lo comentaba, nada tienen que ver con el aplanamiento de la curva de contagios y mucho menos para la atención de infectados.
Señalaba hace ocho días la intermitencia en los semáforos sanitarios del Covid-19, pasando de rojo a naranja y regresando al rojo. Dentro de ese escenario el Presidente presentó el domingo 19 diez promesas a manera de sencillo homenaje gubernamental para los “entrañables difuntos” de la pandemia. Pero como lo comentaba, nada tienen que ver con el aplanamiento de la curva de contagios y mucho menos para la atención de infectados.
La primera, como siempre, se enfoca a la corrupción, a seguir gobernando sin derroche para contar con presupuesto, supongo al sector salud, aunque se ha evidenciado que en muchos lugares no hay insumo ni para el personal de salud ni para el tratamiento de pacientes. Tristemente eso lo hemos visto con casos en Chiapas en donde a los familiares de los pacientes se les ha solicitado algodón y otros materiales. La segunda propuesta fue evitar las enfermedades del hambre y la pobreza que, pienso es correcto, pero de largo plazo pues en el corto lo que urge es la atención de enfermos de Covid-19 y la contención de rebrotes. Igual es de largo plazo la promesa de darle mayor importancia a la medicina preventiva, pero precisamente me llama la atención que en esta misma semana se dijo que unos 700 mil niños no han sido vacunados en diversas enfermedades que, me imagino, es por carecer de vacunas y esto por la reducción de gastos.
Otra más de las promesas, también de largo plazo y no para la crisis actual de salud es establecer e impartir en el nivel básico la materia de educación para la salud. Nada que contenga los actuales contagios y decesos, como tampoco la promesa de realizar una campaña permanente en medios sobre la importancia de una alimentación nutritiva; yo hubiera preferido que desde hace meses la autoridad, presidencial y de salud, hubieran reconocido y aplicado con el ejemplo el uso de cubrebocas como medida preventiva.
Las siguientes tres promesas también considero no atajan el problema actual ni favorecen transitar de semáforos rojos a naranja y luego a amarillo: mejorar el sistema de salud pública con más hospitales, equipo personal calificado, atender con prioridad enfermedades crónicas y crear más escuelas de medicina y enfermería e iniciar programas de becas para especialización. Las tres requieren de planeación, inversiones y además llevan tiempo cumplirlas. Pero eso sí, la décima promesa es ayudar con créditos, pensiones y becas para el bienestar.
No encuentro, en las nueve promesas presentadas como compromisos con las familias de las víctimas mortales por el Covid-19, como se puede atajar la pandemia, como evita la propagación y como se atiende oportuna y eficientemente a los contagiados. Tampoco alcanzo a comprender como esas promesas se vinculan con el número nueve que dejé para el final: garantizar -inmediatamente, pues lo amerita la pandemia- el derecho a la salud establecidos en el artículo 4º constitucional.
Me temo que con promesas y no acciones, el país volverá a estar en semáforo rojo, no en amarillo y muy lejano del verde. La sociedad estamos haciendo el esfuerzo y cumpliendo en la mayor de las veces los protocolos sanitarios, al gobierno le toca poner el ejemplo y actuar congruentemente.
* El autor es Consejero y Tesorero Nacional de Index, además de Director de Recursos Humanos para LatinAmérica en Newell Brands.
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