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AMLO contra el INE y la oligarquía

Detrás de la propuesta de reforma electoral promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, especialmente con respecto al INE, hay una concepción de la democracia que no se está discutiendo suficientemente en medio del enfrentamiento.

Detrás de la propuesta de reforma electoral promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, especialmente con respecto al INE, hay una concepción de la democracia que no se está discutiendo suficientemente en medio del enfrentamiento. Es posible que el mismo López Obrador no sea consciente de esto, pero es fácil descubrir que lo que en el fondo lo que él quiere es que haya un gobierno “de las mayorías” y no, como hasta ahora habría sucedido, un gobierno “de las minorías”.

En su visión (política y conceptual), el INE y la democracia mexicana ha estado dominada o contralada por una minoría, representada por los principales partidos políticos pero también por los sectores más poderosos económicamente, los que controlan la vida económica y que, a través de su poder, acceden por la vía electoral a la presidencia y a otros niveles de gobierno. O sea, quien ha gobernado en México ha sido, según AMLO, una oligarquía.

Ahora lo que debe predominar es el poder de las mayorías, representadas por él, permitiendo que sean éstas las que mediante el voto popular elijan a los consejeros del nuevo INE, excluyendo la representación de los grupos sociales minoritarios. Pero, ¿por qué tendrían que intervenir en la conformación de un órgano electoral como establece la propuesta si las mayorías ya están representas en los poderes legislativos donde es mayoría Morena?

¿El órgano electoral debe ser un órgano representativo, o simplemente debe ser un órgano técnico que organiza las elecciones y cuenta los votos de manera rigurosa, como hasta ahora lo ha sido el Ine o por lo menos lo ha intentado y lo ha hecho bien? Si el Ine se elige mediante el voto popular, lo más probable es que su composición favorezca a un solo partido, en este caso a Morena, lo que no daría certeza a la organización de los comicios.

Entonces, más que un nuevo INE, lo que busca López Obrador es el control del mismo, así como excluir al resto de los partidos. Por una razón muy simple, que no se dice pero que está detrás de todo: porque son minoría.

Para AMLO, como se sabe, quien debe gobernar es “el pueblo” y no la oligarquía, tal y como dice el sentido etimológico de la democracia. Pero es aquí donde aparecen las cosas más complejas y que han acompañado toda la historia alrededor de la democracia, como por ejemplo: ¿Quién conforma el pueblo?, y quizás la más importante en el caso de México, ¿quién representa al pueblo? ¿López Obrador?

¿Honestamente la lucha contra la oligarquía en México es una propuesta que ha surgido del pueblo, o es simplemente una bandera que ha adoptado López Obrador para combatir a las élites económicas y políticas, estigmatizándolas y demonizándolas para impedir que puedan gobernar en los sucesivo?

López Obrador es un líder político que ha venido luchando por el poder desde hace años y que ya ahora en el gobierno tiene el respaldo y el apoyo de amplias masas de población, según las diversas encuestas de popularidad, eso es evidente, pero no hay ninguna certeza o una correlación exacta entre lo que él dice buscar cambiar o transformar y lo que realmente desea la mayoría de la población.

¿Podemos afirmar con toda seguridad que lo que en este momento quiere la mayoría de los mexicanos es la destrucción de las instituciones, que mal o bien son representativas de la democracia? ¿O ese proyecto es de López Obrador nada más?

AMLO, como todos los líderes populistas, sigue a pie juntillas el guion de esa corriente política, que divide a la sociedad entre élites y pueblo y emprende una batalla destructiva contra las instituciones existentes, no para construir algo nuevo o algo mejor, sino para destruir lo que han construido las élites y para concentrar el poder en una sola persona.

Desafortunadamente, AMLO no está movido por el afán de transformar como se dice y se propaga entre una población profundamente desinformada, sino por un afán vengativo que proyecta un odio terrible contra sus adversarios y contra todo lo que represente riqueza o contraste contra los más pobres de la sociedad.

AMLO se mueve en un terreno fértil en el que la inmensa mayoría de la población es pobre, odia a los partidos y a los políticos que le han mentido, desconfía de los gobiernos porque sabe que todos han abusado del pueblo. Es una población que quiere creer y encontrar un líder que le prometa un mañana mejor, como lo hace AMLO. Ahí radica la fuerza de López Obrador.

La mentira de AMLO es querer hacer creer que lo que él quiere, que es vengarse de sus enemigos, es lo mismo que desea la inmensa mayoría del pueblo, que en el fondo quiere una vida mejor. Esta es la tragedia de los liderazgos mesiánicos y los redentores del pueblo, como lo es Obrador. Pobre muestro país.

*El autor es analista político

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