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¿A quién sirves?

Es muy común preguntarle a alguien, sobre todo si no es conocido, ¿quién eres?, sin embargo al parecer hay una manera mejor de saber de alguien, y es cuestionarle, ¿a quién sirves? Veamos…

“A veces la vida te pega en la cabeza con un ladrillo. No pierdas la fe”.

Steve Jobs

Es muy común preguntarle a alguien, sobre todo si no es conocido, ¿quién eres?, sin embargo al parecer hay una manera mejor de saber de alguien, y es cuestionarle, ¿a quién sirves? Veamos…

A NIVEL PROFESIONAL Y SOCIAL

Tim McDonald es un coach de negocios, y en una ocasión le tocó participar en un taller de trabajo con una firma europea muy importante. Eran poco más de treinta los participantes, todos ellos del prime nivel directivo de la firma. Inicia la sesión haciendo la siguiente pregunta, ¿Por qué existe la empresa? Misma que es equivalente a preguntar a quién sirves. Comenta Tom que recibió alrededor de veinte respuestas, ninguna de ellas correcta. La respuesta válida es por tus clientes, ya que ellos son la razón de tu existencia.

En ese momento Tom entiende porque la empresa está teniendo problemas, ya que incluso a pesar de qué se trabaja mucho han perdido el sentido de su existir, servir a sus consumidores.

Desafortunadamente esta situación ocurre en muchas organizaciones, donde han perdido esta visión y misión de servicio a los consumidores. Y también a nivel personal esto ocurre por ejemplo con un empresario o profesionista o ejecutivo, que está muy ocupado generando un patrimonio para sostener y sacar adelante la familia pero que lo lleva a estar alejado de la misma, y terminando siendo un simple proveedor, en lugar de un padre o madre formador de sus hijos y desarrollando una familia funcional.

Captas ahora estimado lector la importancia y profundidad de la pregunta: ¿a quién sirves?… y te diré quién eres.

HAY ESPERANZA

Si te encuentras con una respuesta no satisfactoria al respecto, hay cosas que podemos hacer para enderezar la ruta. La primera de ellas es conocer a tu cliente, desarrollar un perfil ideal del mismo, y dedicarte de lleno a servirlo. En el caso familiar empezar a convivir más con la familia, y de ser posible con cada uno directamente. Recuerdo al papá con 4 hijos que cada semana invitaba a cenar a uno de ellos, y así cada mes garantizaba la convivencia con ellos.

Un segundo aspecto sería preguntar a tus clientes cómo le estás sirviendo, qué experiencia han tenido con tus productos o servicios. A nivel conyugal o con los hijos no tener miedo de hacer la misma pregunta, ¿cómo voy contigo?

Y por último priorizar la necesidad de cambiar. Si a través de estos pasos anteriores te das cuenta de que tienes que hacer algún cambio en tus rutinas, ya sea de negocio o personal, no dejar de hacerlas. Un cambio en el rumbo de cómo haces las cosas puede ser muy pequeño, pero con un impacto muy grande. Si gracias a una conservación con tus hijos les advierten del peligro de una adicción y gracias a ello tu descendiente logra evitarla, ¿qué tanto vale eso?

CONCLUSIÓN

Termino con los versos de una canción de Bob Dylan: “tu vas a servir a alguien, sí / de hecho tendrás que servir a alguien/ bien, puede ser el demonio o puede ser el Señor/ pero tú tendrás que servir a alguien.

Por último, cuando descubres bien a quien sirves y cómo servirlo, el éxito está prácticamente garantizado. Cuando Steve Jobs descubre de que el Mercado lo que necesita es entretenimiento no computadoras, a volar se ha dicho, y termina siendo la empresa de tecnología con mayor valor de capitalización. Dos meses antes de morir Bill Gates visita a Jobs en su casa, y le reconoce esto. Jobs imagino le ha de haber contestado, “conste que tú lo dices Bill”…

Estimado lector, ¿a quien sirves…? ¡Feliz domingo!

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