A los diputados de la XXIII Legislatura
El jueves pasado, estuvimos en el Congreso del Estado casi trescientas personas, algunas venidas de Tijuana y Tecate, para manifestarles nuestro rechazo a la imposición de leyes que pretenden legalizar, en contra de la vida del no nacido y a favor del “matrimonio igualitario”. <br />
El jueves pasado, estuvimos en el Congreso del Estado casi trescientas personas, algunas venidas de Tijuana y Tecate, para manifestarles nuestro rechazo a la imposición de leyes que pretenden legalizar, en contra de la vida del no nacido y a favor del “matrimonio igualitario”.
Abiertamente varias diputadas de Morena, han declarado en diferentes entrevistas, que lucharán para que la mujer obtenga todos sus derechos, asumiéndose como “progresistas”, insistiendo que si una mujer embarazada no quiere continuar, tenga “derecho” a “decidir” sobre su cuerpo porque es ahí donde se aloja ese “ser indeseado”, por lo tanto, se avocarán todos los morenistas a “ apoyar “ así a las mujeres.
¿Qué entienden ser progresistas? Porque ser progresista es impulsar a las mujeres a mejorar, que progresen, que estudien, trabajen, se realicen, pero también y muy importante, que cuando ejercen su derecho a tener relaciones sexuales, asuman la obligación que conlleva. Cuando no vivimos las consecuencias de nuestros actos, no maduramos, somos egoístas, irresponsables, por ende, no progresamos. Por otro lado, el progreso no es matar niños, ¡Ellos son el futuro y el progreso de un país! Y cuando por ley se permite su muerte, no solo se elimina esa personita, sino toda su generación.
Cuando mi abuela esperaba a mi papá, tuvo una enfermedad provocándole fiebres muy altas. El médico que atendía su embarazo, recomendó abortar al niño, ya que a causa de las fiebres, nacería ciego o paralizado. Mi abuelita no lo consideró, tuvo el coraje de respetar su vida y recibirlo como llegara. Mi papá nació con parálisis en la mitad de su cuerpo; así vivió, se casó y tuvo su propia familia: Tres niñas que lo amamos y nos amó intensamente. La parálisis no estaba en su corazón, amo a Dios, aceptó siempre su voluntad y nos hizo felices. Si mi abuela no hubiera respetado su vida, ni mis hermanas ni yo, habríamos existido, tampoco mis cuatro hijos ni mis siete nietos.
Me atreví a contar esto tan personal, a fin de hacerles conciencia que ustedes Diputados, no están ahí para decidir quien vive o quien muere. Su responsabilidad para con la sociedad es enorme, y si de verdad quieren apoyar a la mujer, pueden hacerlo de mil formas. Por ejemplo:
En el artículo 7º. de nuestra Constitución, está blindada la vida desde la concepción, así como la familia natural hombre y mujer. Respétenla, defiéndanla, apoyen programas para que tengamos mejores familias, es la base para tener sociedades sanas. Apoyen a la mujer embarazada mejorando su atención médica, canalicen recursos a estancias infantiles para niños de madres que necesitan trabajar. Revisen y paren los libros de texto ideologizados, que promueven la promiscuidad en niños y jóvenes, apoyen escuelas para padres, que sepan formar a sus hijos, etc.
Lo que ustedes hagan o dejen de hacer, los marcará para siempre. Aprovechen esta gran oportunidad para trascender, dejando una huella que los haga sentirse orgullosos: Haber servido, con el único interés de luchar para dejar un mejor Estado, donde se ama y respeta la vida en todas sus etapas.
¡Mujer Mexicana Forja tu Patria ¡
* La autora es consejera familiar.
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