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21 sinvergüenzas

El título del presente Camelot no tiene otra finalidad que la de retratar a través de un adjetivo la bajísima calidad moral de los 21 diputados de pacotilla que no tuvieron miramiento alguno.

Somos lo que hacemos

El título del presente Camelot no tiene otra finalidad que la de retratar a través de un adjetivo la bajísima calidad moral de los 21 diputados de pacotilla que no tuvieron miramiento alguno ni para con nosotros, ni para con la defensa de nuestras instituciones. Calificarlos de esta manera no es ponerme a su bajísimo nivel, es en sí una invitación para que abiertamente empecemos a llamarles como los percibimos después de la sinrazón a través de la cual decidieron traicionar al pueblo de Baja California por motivos que hasta hoy me son desconocidos, conozco a algunos y créame no creo que haya sido por mucho, a la gente de tan bajo nivel moral cualquier baratija lo encandila. Al diablo con el cuento del millón de dólares, ni para eso les alcanza.
Si la Revolución fue al amparo de “Sufragio Efectivo no Reelección”, 109 años después estos 21 estultos han dado pie a una nueva divisa: Sufragio Efectivo no Ampliación; es una tragedia que la defensa de nuestras libertades pase por la falta de dignidad de personajes de tan poca valía intelectual, es por éste tipo de políticos de quinta, que se ha erosionado la confianza popular, el daño infringido a las instituciones por estos irresponsables es equivalente a un golpe de estado al haber atentado contra nuestro máximo ordenamiento legal, nuestra constitución, que esta bola de lamebotas juramentaron, ahora sabemos que tan miserable es su palabra, defender.
Es una tragedia que por tan poco se pierda tanto, en parte esto explica porque la sociedad prefiere refugiarse en un autoabandono a creerle a políticos de quinta que transitan con una facilitad infinita a través del cortoplacismo intelectual que no defiende los ideales con los que se construye comunidad, como el derecho a votar, a que nuestro voto cuente, a que la ley no pueda ser retroactiva y que uno sepa sin duda alguna cuándo terminará el periodo de un gobernante. 
21 desvergonzados que lo único que buscaron fue la defensa de sus intereses, jamás el de nuestro estado, jamás el superior interés de nuestra gente, jamás defender lo que con tanto trabajo se ha construido en nuestro estado y en el país; lameculos que al a ver un nuevo grupo dominante de la política estatal decidieron venderse barato, sin importarles un bledo que lo único verdaderamente relevante es el prestigio que se labra por el resultado de nuestras acciones.
Debemos estar a la altura de las circunstancias, el entreguismo de unos cuantos no debe convertirse en la excepción que debe ser repudiada, hoy no se trata de si voté o no por Morena, si simpatizo con Bonilla o si creo que el gobierno de Vega ha sido el más corrupto o no, de lo que se trata es de defender un principio fundamental de cualquier democracia: saber que cuando se ejerce el voto se tiene la certeza de cuándo terminará el periodo por el cual alguien ha sido votado. Que los tibios sean juzgados como tales, que aquellos que buscando las migajas del poder decidieron abandonar su dignidad a cambio de besar el trasero de los que vienen, se queden solos. Es tiempo de señalarlos públicamente, dejemos de hacerlo sólo en lo privado, rompamos públicamente con la complicidad de nuestro silencio.


*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali. 

El título del presente Camelot no tiene otra finalidad que la de retratar a través de un adjetivo la bajísima calidad moral de los 21 diputados de pacotilla que no tuvieron miramiento alguno ni para con nosotros, ni para con la defensa de nuestras instituciones. Calificarlos de esta manera no es ponerme a su bajísimo nivel, es en sí una invitación para que abiertamente empecemos a llamarles como los percibimos después de la sinrazón a través de la cual decidieron traicionar al pueblo de Baja California por motivos que hasta hoy me son desconocidos, conozco a algunos y créame no creo que haya sido por mucho, a la gente de tan bajo nivel moral cualquier baratija lo encandila. Al diablo con el cuento del millón de dólares, ni para eso les alcanza.
Si la Revolución fue al amparo de “Sufragio Efectivo no Reelección”, 109 años después estos 21 estultos han dado pie a una nueva divisa: Sufragio Efectivo no Ampliación; es una tragedia que la defensa de nuestras libertades pase por la falta de dignidad de personajes de tan poca valía intelectual, es por éste tipo de políticos de quinta, que se ha erosionado la confianza popular, el daño infringido a las instituciones por estos irresponsables es equivalente a un golpe de estado al haber atentado contra nuestro máximo ordenamiento legal, nuestra constitución, que esta bola de lamebotas juramentaron, ahora sabemos que tan miserable es su palabra, defender.
Es una tragedia que por tan poco se pierda tanto, en parte esto explica porque la sociedad prefiere refugiarse en un autoabandono a creerle a políticos de quinta que transitan con una facilitad infinita a través del cortoplacismo intelectual que no defiende los ideales con los que se construye comunidad, como el derecho a votar, a que nuestro voto cuente, a que la ley no pueda ser retroactiva y que uno sepa sin duda alguna cuándo terminará el periodo de un gobernante. 
21 desvergonzados que lo único que buscaron fue la defensa de sus intereses, jamás el de nuestro estado, jamás el superior interés de nuestra gente, jamás defender lo que con tanto trabajo se ha construido en nuestro estado y en el país; lameculos que al a ver un nuevo grupo dominante de la política estatal decidieron venderse barato, sin importarles un bledo que lo único verdaderamente relevante es el prestigio que se labra por el resultado de nuestras acciones.
Debemos estar a la altura de las circunstancias, el entreguismo de unos cuantos no debe convertirse en la excepción que debe ser repudiada, hoy no se trata de si voté o no por Morena, si simpatizo con Bonilla o si creo que el gobierno de Vega ha sido el más corrupto o no, de lo que se trata es de defender un principio fundamental de cualquier democracia: saber que cuando se ejerce el voto se tiene la certeza de cuándo terminará el periodo por el cual alguien ha sido votado. Que los tibios sean juzgados como tales, que aquellos que buscando las migajas del poder decidieron abandonar su dignidad a cambio de besar el trasero de los que vienen, se queden solos. Es tiempo de señalarlos públicamente, dejemos de hacerlo sólo en lo privado, rompamos públicamente con la complicidad de nuestro silencio.


*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali. 

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