Zona Sísmica
Moda o necesidad El tema de la municipalización se está volviendo cada vez más recurrente en la legislatura local, lo interesante de esto es ver o analizar si verdaderamente se puede realizar o son llamados populistas en plena época electoral. Desde años atrás se encuentra el tema de la municipalización de San Quintín, la cual ha sido vista por al menos tres legislaturas, sin que llegue a realizarse. Pero durante el 2017, surgió la propuesta de municipalizar Palaco, luego de que un grupo ciudadano apoyado por el diputado José Félix Arango colectara firmas para realizar dicha propuesta la cual ya fue presentada, aunque sigue guardada en comisiones. Ahora se toca de nueva cuenta la municipalización de San Felipe, en una de las peores etapas del puerto en materia de seguridad y económica. El puerto vive una ola de narcotráfico, así como de falta de empleo, por lo que situación que viven los residentes actualmente no es la mejor. Habrá que revisarse bien las solicitudes y si en realidad ayudarían o perjudicarían, sobre todo a San Felipe, en cuanto al tema de municipalizar Palaco, comentan entre los mismos integrantes del PAN que hay cosas más importantes que legislar, pero habrá que estar atentos a lo que digan los diputados en pleno arranque electoral. De agua y pollo Quien se voló la barda esta semana en Rosarito fue el gobernador Francisco “Kiko” Vega que se llevó los mejores “memes” para gozo de los cibernautas, no solo por las obviedades que dice al ser cuestionado sobre la planta desalinizadora, sino por la manera tan campechana de abordar el tema. “¿Para que haya agua, qué necesitamos?”, pregunta y él mismo se contesta: “el agua”, después aventó una paradoja: “¿Para que haya caldo de pollo, qué necesitamos? Pues pollo”, y de refilón aprovechó para lanzar la amenaza: “Si no hay planta (desalinizadora), pues no habrá ni pollo, ni agua”. Por supuesto los “memes” no se hicieron esperar, todos con cargo al jefe del Ejecutivo estatal. Aquí quizá lo que poco se ha hablado es que por allá al inicio de la década de 1970 Rosarito se convirtió en el primer sitio del país y de incluso Latinoamérica en contar con una planta desalinizadora. En aquellos años, según consta en un estudio publicado por la UNAM, la planta era considerada una de las más grandes del mundo con una producción de 320 litros por segundo, pero después se hizo incosteable ante las crisis económicas por las que atravesó el País y la planta fue cerrada y desmantelada. Viejos rosaritenses recuerdan que esa planta surtía agua gratuitamente a los pobladores, pero no hay datos de daños ecológicos que se hayan causado por su presencia. Seguramente el tema está en el ojo del huracán, por los altos costos del financiamiento y no por los beneficios, por eso la alcaldesa de Rosarito, Mirna Rincón, ha dicho que no quitará el dedo del renglón y que no firmará papel alguno hasta que se garantice que el quinto Municipio será el ganón en todo este jelengue.
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