Reflexión Universitaria
El candidato de la ruptura No hay duda que Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en una alternativa seria para ganar la elección, así como la cámara de diputados y senadores para los de Morena. Las condiciones objetivas están dadas para la alternancia en nuestro país. Ha sido el hartazgo de la gente ante tantos abusos cometidos por el PRIAN. Un día después del debate del martes por la noche, en todas partes se comenta lo sucedido entre los candidatos. La mayoría de las personas coinciden en que este “arroz ya se coció” que el victorioso será AMLO. Nadie duda que la democracia saldrá triunfadora, pues afirman que hoy sí están dadas las condiciones para restablecer el sistema político económico en favor de los que menos tienen. Debemos de prepararnos para vivir una ruptura, pero una ruptura positiva en beneficio de las futuras generaciones de este país. Las críticas al PAN y al PRI han sido por la corrupción y por la falta de crecimiento económico en el Producto Interno Bruto (PIB) del país. Han sido más de 30 años de un crecimiento pírrico, que, si bien ha habido equilibrio macroeconómico, en el espacio microeconómico, es decir en los hogares de los mexicanos, esto no se ha reflejado en una elevación del nivel de vida de la población. Otra crítica que han recibido los del PRIAN es que la instrumentación de las políticas públicas en lugar de traer bienestar han generado millones de pobres y han fomentado las desigualdades. Se critica mucho a López Obrador de ser populista, de querer regresar al pasado, aplicando medidas de política económica de corte estatista; de ser la reencarnación del estado benefactor que estuvo muchos años en vigencia y que trajo como consecuencia endeudamiento externo, incremento en el gasto público y provocando crisis recurrentes que devaluaron nuestra moneda con respecto al dólar. Muchas personas, sobre todo la clase empresarial le tienen miedo a AMLO, porque dicen que tratará de subsidiar la economía, que a las personas de la tercera edad habrá de darles dinero, que los jóvenes irán a la universidad gratuita, con pase automático y que además, se les otorgarán becas. A los productores del campo les prometió precios de garantía y subsidiar algunos insumos que requieren para su labor. Como podemos distinguir, son dos visiones de país distintas, una denominada neoliberal que le apuesta al mercado como instrumento redistribuidor del ingreso; y la populista que le apuesta a políticas públicas a favor de la justicia social. Durante décadas se aplicaron políticas públicas en favor de los que menos tienen. Fue a partir de la crisis económica, de la “Gran Depresión” en los Estados Unidos, donde se comprobó la necesidad histórica de la intervención del estado en la vida económica de los países capitalistas. De ahí, el estado se convirtió en rector de la economía, exagerando de nuevo sus funciones hasta incluso llegar a ser inversionistas, ocupando el lugar que le correspondía a los empresarios. Los dos modelos extremos de economía han sido dañinos para la sociedad y no debieran verse como polos opuestos, sino como modelos complementarios. Si bien es importante apoyar a los que menos tienen para poder sacarlos del bache en que se encuentran, no es posible subsidiar a todos. Lo otro, el mercado libre es significativo siempre y cuando el estado regule muchas acciones de los empresarios. Por lo anterior, es importante un equilibrio entre estos dos modelos económicos que de alguna manera han traído la desigualdad a nuestro país. * El autor es economista egresado de la UABC.
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