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Percepción política

La última vez que utilicé el transporte público fue en mis tiempos universitarios en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. No contaba con automóvil, así que todos los días, excepto cuando conseguía ‘ride’, me iba en camión a la universidad. Recuerdo que las unidades eran de modelo reciente, siempre estaban semilimpias, regularmente llegaban a tiempo y podía tomar el camión prácticamente en cualquier zona; quizá ello explique que el 35% de regiomontanos hace uso del transporte público en su ciudad. En cambio, en Mexicali únicamente un 8% de ciudadanos utilizan dicho medio de transporte, en parte por la gran cantidad de autos chocolate que existen, en parte por el mal servicio de transporte que se ofrece en la ciudad. Como cada tres años, los transportistas argumentan el aumento en el precio del diésel, refacciones y unidades vehiculares, así como el bajo porcentaje poblacional que hace uso del transporte público en Mexicali, para solicitar un incremento a la tarifa; la cual, actualmente, es de 13 pesos, una de las más altas en todo el país. El alcalde de Mexicali se encuentra en medio de una negociación política para ver qué puede obtener de parte de los transportistas que beneficie a la ciudad; y ellos, a su vez, intentan ver qué tanto consiguen del presidente municipal. Redistribución de rutas para captar un mayor porcentaje de usuarios, y determinar la forma en que operarán las líneas y rutas alimentadoras del sistema rápido de transporte (BRT), son algunas de las cartas con las cuales el actual munícipe puede intentar negociar con los dueños del volante. Si el alcalde aprueba un incremento en la tarifa del transporte público, por menor que fuere, la ciudadanía no se lo perdonará. El presidente municipal sabe la decisión que enfrenta es políticamente trascendental. Estimado Lic. Gustavo Sánchez Vásquez, ¿cuándo fue la última vez que se subió a un camión? Le propongo que toda la próxima semana se vaya al trabajo en transporte público. No haga uso de vehículos oficiales, chofer, guardaespaldas, fotógrafo, secretario, ni ningún otro colaborador. Como muchos ciudadanos lo hacen diariamente, utilice el camión para ir de su casa al trabajo y viceversa. Fíjese usted si las unidades están sucias, viejas y/o en mal estado. Platique con los usuarios a su lado, pídales le cuenten qué tal el servicio. Vea a su alrededor. Analice si los 13 pesos por viaje son justos. Pregúntese si la tarifa debe aumentarse, mantenerse como está o reducirse. No tiene nada de malo que usted normalmente no utilice el transporte público. Al igual que varios mexicalenses, yo también tengo la oportunidad de trasladarme en vehículo propio. Sin embargo, ante la difícil decisión que usted está por tomar, estimado alcalde, quizá mi propuesta le ayude a pensar con claridad y, quizá, recuerde a aquellos ciudadanos que se verán directamente afectados justo cuando esté a punto de tomar su decisión final. El autor es abogado y conductor de televisión.

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