Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / notamigracion

Palabra por palabra

Las Fiestas Patrias están a la vuelta de la esquina, celebración que exalta el ánimo patriótico que seguido se desborda con manifestaciones eufóricas y actos de patrioterismo: ¡Viva México, hijos de sus tal por cual! Aunque parece inevitable ser patriotero y más para celebrar El Grito de Independencia, “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, como les recomendaría mi señora madre. Porque estoy seguro de que se puede querer entrañablemente a nuestro país, demostrándolo todo el año con actos y sentimientos que no requieren ni gritos ni sombrerazos. Pero el patrioterismo aflora, sobre todo, cuando juega la Selección Mexicana de futbol: Si gana, son elevados a héroes nacionales; pero, si pierde, son viles traidores de la patria… Otro signo muy patriotero se presenta con los que critican sin reparos casi todo lo que sucede en México. ¡Ah! Pero que no venga ningún extranjero a señalar alguna deficiencia de nuestro país, porque brincan como pulgas amaestradas que pueden alcanzar 200 veces lo largo de sus cuerpos… Cual frágiles jarritos de Tlaquepaque responden a la crítica interpelando al crítico: “Mire don fulano, usted nomás no se meta con nosotros, así somos y así nos gusta”. En plan chocante, puedo señalar que muchos mexicanos son chovinistas, concepto prosopopéyico que se refiere al que exalta de manera desmesurada lo nacional frente a lo extranjero. Epónimo de Nicolás Chauvin, un comediante francés que representaba a un viejo soldado napoleónico fanático del célebre emperador. ¡Aguas, el patrioterismo es causa de fanatismo! LA PALABRA DE HOY: PATRIOTA Tal y como se escribe en español, patriota proviene del latín y significa “el que ama a su patria”. Si la dividimos por sus componentes: Patria es descendencia o familia y, el sufijo -ia, “el que hace la acción”, el agente. De ahí el adjetivo coloquial con tono despectivo patriotero que es el que alardea de su patriotismo cuando pretende beneficiarse de ello; pero que no siempre cumple cívica, ética o moralmente como verdadero patriota. DE MI LIBRERO: EL ÚLTIMO PATRIOTA El novelista, dramaturgo y político venezolano, Rómulo Gallegos (1884-1969), autor de las célebres novelas “Doña Bárbara” y “Canaima”, publicó en México el drama “La Doncella” a la par de amenos cuentos, obras por las que se le otorgó el Premio Nacional de Literatura en 1958. En el cuento “El último patriota”, Rómulo Gallegos narra un momento de la vida familiar de don Máximo (personaje central), transcribo unas sugerentes líneas: “…Pero él no hacía caso y seguía derrocándolos ruidosamente. Acudieron los de la familia a la batahola, y según los iba viendo les iba diciendo Don Máximo: Realistas, Mercedes; hija mía, realistas; realistas, Antonio. ¡Quién iba a creerlo! Y fue entonces cuando se libró la verdadera última batalla de la Independencia. Don Máximo empinado sobre la silla, batiendo triunfalmente aquel escuadrón de realistas rezagados, era el último patriota, y el primero de su casta”. Rómulo Gallegos fue electo presidente de Venezuela en 1948, ganó el Premio Nobel de Literatura en 1951 y –toda su vida– fue un reconocido patriota. El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados