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Exégesis

La legalización de las drogas Una de las funciones del Estado, es cuidar y proteger la salud y la vida de los ciudadanos. Las drogas destruyen a las personas. Legalizarlas con fines lúdicos, deterioran la salud y la vida. La sanción al proceso de elaboración y comercialización de las drogas, tiene como finalidad evitar el consumo de estos elementos para fomentar una vida sana. Sabemos que detener la venta de los enervantes es una tarea difícil por la gran cantidad de dinero que producen y los intereses sociales y políticos que giran a su alrededor: miles de jóvenes que se intoxican día con día, participando en un actividad que además de producir dinero, permite el control social del individuo en edad productiva y se evitan actitudes de rebelión por estar aletargados gracias al consumo de diferentes drogas. Legalizar la droga es abrir la puerta para la destrucción de personas cuya vida es un bien jurídico que el Estado está obligado a cuidar y proteger. I. La legalización de los enervantes, si bien es cierto cierra la puerta al mercado ilícito de ciertas drogas, abre la puerta al mercado de otras más duras. II. Los menores de edad para quienes las drogas seguirán siendo un artículo de consumo prohibido, se convertirán en clientes potenciales del mercado ilícito de la droga. III. Los traficantes desplazados del comercio de enervantes con fines lúdicos, ahora se convertirán en negociantes de nuevos tipos de droga, seguramente más adictiva y más peligrosa, y sino, se dedicarán a otro tipo de delitos más redituables hablando en sentido económico, como por ejemplo: el secuestro, la falsificación de marcas de objetos de consumo, el homicidio por encargo, los asaltos, el blanqueo de dinero, el tráfico de armas y otra serie de ilícitos que les permitan mantener el ritmo de vida, de lujos y de poder, al que están acostumbrados quienes dirigen esta actividad ilícita. También debemos reconocer que hasta hoy, el trasiego de la droga ha permitido palear la grave situación económica que padece el campo mexicano y que gracias al dinero que produce la droga, los campesinos subsisten, aunque aún en condiciones paupérrimas. Debemos admitir que hasta este momento, las sanciones penales no han logrado reprimir el tráfico de drogas, pero ese argumento no es suficiente para legalizar el uso de droga con fines de recreación, porque debemos de saber, que el consumo de estos productos con fines médicos ya está permitido, incluso la posesión para uso personal. Se puede consumir, pero no se puede producir droga, esto permite mantener un mercado en el cual circulan ganancias millonarias y que dan origen al choque de intereses de los grupos delincuenciales. Todas estas consideraciones, deberá tomarlas en cuenta la próxima Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, y no por cuidar o imitar a los Estados Unidos, vamos a caer en la trampa de la legalización para lograr la seguridad nacional. La inseguridad es resultado del deterioro de los controles sociales y la pérdida de la presencia de los valores éticos. El asunto de la legalización de las drogas es una cuestión que debe ser discutida por especialistas y no resuelta por votos de las mayorías, cuestión que se convierte en interés político, la cual debe plantearse con ajenidad a los intereses partidistas. El narcomenudeo es el impulsor de la violencia que azota al país y que solo se puede resolver estimulando la educación y una vida con justicia, equidad y dignidad para los habitantes de este país. * El autor es catedrático de la UABC.

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