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Dueñez empresaria

Dime con quién andas y te diré... quién quieres ser En este mundo tan revuelto ya no sabe uno con quién juntarse. Es fácil perderse en la revoltura que trae consigo la globalización. Grandes corporaciones, otrora titanes en sus mercados, se desmoronan o luchan por la supervivencia. Me ha tocado ver algunos virajes radicales de algunos clientes nuestros que están o estaban asociados con grandes corporaciones que ahora están en crisis. Así como estos empresarios y sus equipos humanos habían desarrollado notorias habilidades para integrarse con esos grandes consorcios, ahora se están adaptando de nuevo y tienen que revisar o renovar sus fórmulas de relación con ellos. Es claro que no podremos seguir solos en esta lucha; tendremos que aprender a aliarnos, a asociarnos, a trabajar en equipo con otras firmas, nos guste o no, si queremos proyectarnos hacia el futuro en este perturbado mundo. Si elegimos bien, compartiremos riesgos a fin de ganar ambos en la relación; y también nos prepararemos para terminarla cuando veamos que no somos sinérgicos. La capacidad para aliarnos no sólo se está convirtiendo en ventaja competitiva, sino también en condición de permanencia en un creciente número de industrias. Tendremos que desarrollar muchas habilidades organizacionales para crecer en esta capacidad; pero estas capacidades tendrán que ser excepcionales si pretendemos asociarnos con los grandes. En nuestra firma de consultoría nos ha tocado establecer alianzas con organizaciones mucho mayores que nosotros: General Motors, Tec de Monterrey, gobiernos estatales, bancos, Cemex y varias más. ¡Vaya que hemos aprendido de ellos y con ellos! Quiero compartirles lo que hemos vivido; en particular, las diferencias que hemos encontrado entre su manera de funcionar y la nuestra. Quiero plantear las grandes distinciones que vemos entre una gran corporación y una mediana empresa en crecimiento, sobre todo cuando juntas buscan lograr objetivos comunes en una relación de interdependencia. En cuanto a la toma de decisiones, la empresa en crecimiento, solar aún en su estructura, es rápida y ágil, informal e improvisada, intuitiva y con visión de corto plazo. En cambio en la gran empresa, corporativa e institucional, las decisiones siguen procesos mucho más formales, que toman más tiempo; y procuran alinearlas a propósitos y prioridades estratégicas, que responden a criterios racionales y a intenciones de largo plazo. Embonar estos estilos decisorios no es siempre fácil, por lo que hemos de prever que esas diferencias existirán, y que habremos de tomarlas en cuenta. Con los interlocutores las diferencias también son considerables. El empresario solar cuenta con un poder casi absoluto en su organización. El directivo de la gran empresa, en cambio, se encuentra sumamente acotado por los límites naturales de su estructura. El gerente que colabora en la firma menor dispone de muy poco poder para negociar con sus contrapartes de la gran firma. Es común que el empresario esté enterado de todo y tenga una visión integral de la relación. El directivo de la institución corporativa contará siempre con una visión sólo parcial, pero con el apoyo de su equipo y de sus jefes. En la postura ante los cambios hay también desigualdades importantes. En la pequeña firma suele mostrarse una mayor apertura para hacer modificaciones sobre la marcha. En las grandes compañías se preferirá apegarse a lo pactado y a lo planeado; su posición ante las desviaciones de lo previsto es más cerrada. Cada organización tiene sus fortalezas y debilidades naturales. Para construir caminos de sinergia entre ambas hay que reconocer sus disparidades y apoyarse en los objetivos a lograr. No se trata de modificar el código genético de cada una, ni de esforzarse por parecerse a la otra. La ruta es la de crear una relación madura entre desiguales, aceptando la realidad del otro y aprendiendo a convivir así. A muchos de nosotros nos tocará asociarnos con grandes empresas. No perdamos el tiempo tratando de ser como ellos. Los dos tenemos mucho que aprender del otro. *El autor es presidente y socio fundador de Cedem.

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