Contra corriente
El gasto del Gobierno Federal en publicidad www. Rubén García Benavides.com. Hace algunas semanas surgió un debate entre algunos miembros del Congreso Nacional y la Suprema Corte de La Nación, en relación con una orden judicial de la Corte, a los diputados del Congreso de la Unión, para que a más tardar en abril del 2018 se entregue, por parte del legislativo, el reglamento del Gasto en publicidad oficial del gobierno de Peña Nieto. Nada más, pero nada menos, la orden al Congreso para que ni tardos ni perezosos reglamenten, pero ya, de una vez y para siempre el enorme dispendio que el Gobierno Federal hace en publicidad oficial. Esta orden es de verdaderamente necesaria a cualquier sociedad justa y democrática, sin aspavientos. Este recurso del gobierno para auto publicitar sus logros; sus avances, sus alcances es, debo reiterar, de escándalo. Todos los medios: Radio, televisión, prensa nos colman los oídos y el buen entendimiento en verdaderas refriegas; en enfadosos mensajes directamente enviados a la opinión pública; al gran público grueso y otro no tan grueso a que digamos, o nos pronunciemos: “No pos sí: tenemos gobierno”. No es otro el fin de esta publicidad más que el “machacarnos” que se están en la administración peñista, haciendo cosas buenas; que merecen el aplauso al presidente. Y vaya que esto es válido, y hasta recomendable. Los cientos de obras y acciones de la administración federal, e incluso la estatal, el pueblo lo debe conocer, faltaba más. Pero con lo que la enorme masa receptora de esta publicidad no contaba es con la astucia del gobierno para gastarse cientos de miles de pesos de una forma libre; sin que nadie les pida cuentas. Este abuso es verdaderamente vergonzante. Solo en el gasto de 2014, (refiere la información electrónica), el gobierno federal se gastó más de nueve mil, 600 millones de pesos en publicidad. Esto, ¡sin entregarle cuentas a nadie. ¡¿Te das cuenta…? Oye: con ese enorme gasto, a mí que por lo menos me la den de barrendero. Y vea usted el debate: la opinión de algunos diputados, y lo dijeron ante los medios informativos, es que el Congreso no tiene porqué recibir órdenes de la Suprema Corte. Que dentro de los tres poderes que son parte fundamental de nuestra Carta Magna: el Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo, son por expresarlo de alguna forma, autónomos, por lo que la Corte, debe ser respetuosa de esta autonomía.” Bonitas sábanas blancas”, como escribiera ya hace algunas décadas “El Capi” Garza Senande. Ahora resulta que es más importante la autonomía del Congreso que la prioridad de legislar a cerca del enorme gasto que el gobierno hace en publicidad, sin entregar cuentas claras de este dispendio. Y demos por hecho, reitero, que el gasto oficial en publicidad es bien invertido e incluso necesario, pero nueve mil 600 millones en manos de políticos a quienes nadie les pide cuentas claras resulta finalmente, un insulto a al pueblo de México. Y cediendo, en parte a los “moños “de algunos congresistas al respecto, la pregunta obvia se impone: ¿Quién es el responsable directo de legislar en este Pais, y en la mayoría de naciones del mundo? El argumento de algunos diputados o diputadillos, -se merecen el calificativo, - no tiene madre. Declarar que la Corte no les puede ordenar al Congreso, legisle en torno a este despendio, porque el Congreso de marras no recibe órdenes de la Corte, que sin duda tiene razón y se debe cumplir su mandato. Ello terminaría con la fábrica de políticos millonarios; corruptos pues que el mismo gobierno propicia. Repito que el gasto del gobierno federal en publicidad es un insulto, al aplicar estos recursos de manera anárquica, sin una legislación que obligue al orden y la rendición de cuentas en este ramo, tan importante para los gobiernos y a la vez reitero, tan anárquico. Algunos de estos diputados que se resisten a acatar la orden de la Corte, siendo ellos los únicos responsable de legislar están dando el espectáculo. Están por decirlo de algún sentido figurado, “tomando el toro por la cola” Esta postura de algunos congresistas, por su insostenible autonomía en este caso específico, resultan al buen entendedor simplemente ridículos, absurdos por la simple razón que reitero: el único responsable para legislar es el Congreso y toda evasiva o todo argumento adverso, reitero solo en este caso es…, no encuentro el término * El autor es artista plástico.
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