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Camelot

Populismo por definición "Somos lo que hacemos" Es innegable que hay un profundo descontento con el resultado de las políticas públicas en nuestro país, por supuesto hay cientos de indicadores que mejorar, sin embargo el bolsillo de cada ciudadano y la percepción de que los mexicanos tenemos contradicen, en los hechos, gran parte de los indicadores altamente valorados en cualquier otro régimen de gestión pública, claro dejando fuera en nuestro caso, todo lo relacionado a la seguridad pública de los mexicano; en un comino importa estar mejor que El Salvador o Honduras cuando el recuento de nuestro muertos es monstruosamente mayor a cualquiera de nuestras expectativas. Hoy, hoy, hoy, fue la frase que durante la elección del año 2,000 catapultó a Vicente Fox como el candidato que la mayoría de los mexicanos anhelábamos por haber transmitido la urgencia del cambio y la necesidad de no estar dispuestos a seguir esperando. Hoy 17 años después, tal vez producto del descontento social y la frustración ciudadana pareciera ser que el cortoplacismo, que procura la inmediatez de los resultados sin tomar en cuenta la honorabilidad de lo que uno puede comprometer en su cumplimiento, es tristemente la moneda que se ha vuelto oferta política para procuras el anhelado cambio aspiracional. ¿Un frente ciudadano que depende de la homogenización de las ideologías que han dado cabida al PAN y al PRD?, ¿pragmatismo de la cuenta de los votos del electorado sin importar la ideología del mismo?, ¿Andrés Manuel vociferando su respeto a los derechos de propiedad, cuando en el caso que lo llevó al desafuero como Jefe de Gobierno no le importó un bledo?, ¿el PRI procurando el voto ciudadano después de descabezar prácticamente a todos los organismos con influencia ciudadana para con ello redefinir el rumbo de nuestro país?, ¿la cuenta corta sin importarnos un carajo el resultado de la sumatoria final? Justo es el momento de respondernos: ¿Hacia dónde queremos llevar a nuestro país?, ¿cuál es el rol que nos compete a nosotros en la definición de su rumbo?, ¿estamos haciendo lo que debemos hacer?, ¿estamos dispuestos a hacer algo adicional?, ¿seremos solo simples espectadores? Las anteriores son preguntas que nos competen a todos, su respuesta ya no puede esperar más, obvio nuestro compromiso es una condición obligada para la construcción de la ruta que decidamos poner en marcha. Veo con preocupación tres importantes rasgos para el momento que estamos viviendo y la agenda electoral que estamos por vivir en el 2018, el presente Camelot pretende ser una invitación a la reflexión respecto al inminente peligro, según su servidor, que nuestro país está por establecer: me refiero a la tentación que representa la procuración de un régimen populista. Ya no sólo me refiero a la tesis pública de Andrés Manuel López, hoy pareciera que la clase política en general procura la tesis social que muchas veces resulta insostenible a cambio de contar con el favor del voto ciudadano. Al diablo el compromiso, bienvenido el cortoplacismo de la cuenta corta, ya nada parece importar el compromiso que trasciende, ergo, de poco vale la palabra que se empeña. En nosotros está el convertirnos en Ulises y resistir el canto de las sirenas. Tengamos presente cómo han quedado los países latinoamericanos que han sido presa del populismo, hoy es tiempo de voltear a ver a Venezuela, Brasil y Argentina. No deje de meditar en ello. El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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