Nuevo plástico biodegradable podría ayudar a reducir el riesgo de los microplásticos

Los microplásticos, fragmentos que se desprenden de objetos de plástico más grandes, están presentes en casi todo lo que tocamos. Aparecen en alimentos, utensilios de limpieza y en el ambiente. Diversos estudios los han relacionado con un mayor riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud. Frente a este escenario, un grupo de científicos presentó una posible solución con un enfoque práctico.

¿Qué son los microplásticos y por qué preocupan?

Los microplásticos son partículas muy pequeñas que se generan cuando el plástico se desgasta o se rompe. Debido a su tamaño, pueden ingresar al cuerpo humano y alojarse en tejidos y en el torrente sanguíneo. Investigaciones recientes los han vinculado con alteraciones en la fertilidad, afectaciones en semen y ovarios, debilitamiento óseo y un posible aumento en el riesgo de cáncer de pulmón.

Su presencia no se limita a la basura visible. También provienen de envases, bolsas, herramientas de limpieza y otros objetos de uso diario.

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Un nuevo plástico desarrollado en Japón

Científicos del RIKEN Center for Emergent Matter Science, en Japón, desarrollaron un nuevo tipo de plástico que busca mantener la resistencia y flexibilidad del plástico convencional, pero sin sus efectos nocivos. El material es biodegradable y está hecho a partir de celulosa vegetal, el compuesto orgánico más abundante del planeta.

El reto principal fue lograr que el material fuera duradero y, al mismo tiempo, capaz de descomponerse con facilidad. Esto requirió múltiples pruebas y ajustes en su composición.

Ingredientes comunes y aprobados para su uso

Uno de los aspectos clave de este desarrollo es que el nuevo plástico se fabrica con materiales aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Entre ellos se encuentran la pulpa de madera biodegradable y una sal orgánica de uso común.

El ingrediente que permitió perfeccionar el material fue un aditivo alimentario que se consume todos los días: la sal, en específico el cloruro de colina. Al incorporarlo, los investigadores lograron ajustar la flexibilidad del producto final.

¿Qué tan resistente y flexible puede ser?

Según los científicos, este plástico puede adaptarse a distintas necesidades. Puede ser tan rígido como el vidrio o tan elástico que se estire hasta un 130% de su longitud original sin romperse. También puede fabricarse en láminas muy delgadas, de apenas 0.07 milímetros.

Estos ajustes se realizaron a partir de un prototipo inicial para mejorar su durabilidad y su capacidad de descomponerse al entrar en contacto con el agua.

Resultados publicados y avances prácticos

Los hallazgos fueron publicados recientemente en la revista Journal of the American Chemical Society. Para los autores, el avance marca un cambio importante.

“Si bien nuestro estudio inicial se centró principalmente en lo conceptual, este trabajo muestra que ahora estamos en una etapa más práctica”, explicó Takuzo Aida, químico especializado en polímeros y líder del estudio.

El material tiene una resistencia comparable a la de los plásticos derivados del petróleo, con la ventaja de que sus propiedades mecánicas pueden ajustarse según el uso.

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¿Por qué este desarrollo llega en un momento clave?

La preocupación por los microplásticos crece cada año debido a su persistencia en el ambiente y a sus posibles efectos en la salud. A diferencia del plástico tradicional, este nuevo material se degrada en el agua y no deja residuos dañinos.

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Por esta razón, los investigadores esperan que pueda llegar al mercado en el corto plazo y convertirse en una alternativa viable para reducir la exposición diaria a los microplásticos, tanto en productos de consumo como en aplicaciones industriales.