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El origen del dolor de cabeza: lo que pasa fuera del cerebro

El dolor de cabeza es frecuente y puede aparecer por estrés, cambios hormonales, deshidratación u otros factores.

El origen del dolor de cabeza: lo que pasa fuera del cerebro

CIUDAD DE MÉXICO.- El dolor de cabeza afecta a millones de personas todos los días y es una de las causas más frecuentes de consulta médica en el mundo. Puede aparecer de forma repentina, después de un esfuerzo físico, por cambios hormonales o tras la exposición a factores ambientales. Se presenta en niños y adultos, con distinta intensidad, duración y localización. Un episodio puede durar desde minutos hasta varios días.

Aunque es un síntoma cotidiano, su impacto suele subestimarse. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el dolor de cabeza tiene consecuencias directas en la calidad de vida, la productividad y el bienestar general.

Para qué sirve el dolor en el cuerpo

Desde el punto de vista biológico, el dolor funciona como un sistema de advertencia. Su objetivo es alertar sobre un daño o una amenaza al organismo. Sin embargo, en el caso del dolor de cabeza existe una paradoja: el cerebro, que interpreta el dolor, no puede sentirlo.

Esta idea suele generar confusión entre los pacientes y es clave para entender por qué aparece la cefalea.

El cerebro no siente dolor

“El cerebro no siente dolor porque carece de nociceptores”, explica la especialista en migraña Anne MacGregor. Los nociceptores son las terminaciones nerviosas encargadas de detectar estímulos dolorosos.

Estas terminaciones se encuentran en la piel, los músculos, los vasos sanguíneos y las meninges, que son las capas que recubren el cerebro. No están presentes en el tejido cerebral en sí. Por eso, el cerebro sólo procesa las señales que llegan desde otras estructuras, pero no genera dolor por sí mismo.

Este dato también explica por qué, en algunas cirugías cerebrales, los pacientes pueden permanecer despiertos sin sentir dolor durante la manipulación directa del cerebro.

Dónde se origina realmente el dolor de cabeza

Según el neurólogo Fernando Pérez Parra, cuando una persona tiene dolor de cabeza, el origen de la molestia está en las meninges, los vasos sanguíneos o los músculos del cráneo y el cuello. El cerebro recibe esa información y la integra a través de una red que involucra al tálamo, la corteza somatosensorial y otros núcleos especializados.

En todos los tipos de cefalea, la señal dolorosa se produce fuera del cerebro, aunque sea este órgano el que la interprete.

Tipos de dolor de cabeza más frecuentes

Estudios del National Institute of Neurological Disorders and Stroke identifican tres grandes grupos de cefaleas: primarias, secundarias y neuropatías craneales.

Las cefaleas primarias incluyen el dolor de cabeza tensional y la migraña. No dependen de otra enfermedad de base, sino de mecanismos propios del sistema nervioso y musculoesquelético.

Las cefaleas secundarias aparecen como consecuencia de otra afección, como infecciones, lesiones, alteraciones vasculares o tumores.

Las neuropatías craneales se relacionan con daños específicos en nervios periféricos, como ocurre en algunas neuralgias.

El dolor de cabeza tensional: el más común

El dolor de cabeza tensional es el tipo más frecuente. Se asocia con la contracción de los músculos de la cabeza y el cuello, muchas veces relacionada con el estrés emocional, la falta de sueño o la deshidratación.

Suele sentirse en ambos lados de la cabeza y se describe como una presión constante, similar a llevar un cinturón apretado alrededor del cráneo. Entre sus desencadenantes se encuentran el consumo de alcohol, las posturas prolongadas y el cansancio acumulado.

Migraña: un trastorno neurológico

“La migraña se caracteriza por dolor pulsátil intenso, mayor incidencia en mujeres y síntomas como náuseas y sensibilidad a la luz”. Los episodios también pueden acompañarse de intolerancia al ruido y, en algunos casos, alteraciones visuales.

El mecanismo involucra a los nociceptores de las meninges y de los vasos sanguíneos, además de cambios en diversas regiones cerebrales. No se trata sólo de un dolor fuerte, sino de un trastorno neurológico complejo que requiere diagnóstico y tratamiento adecuados.

Cefaleas menos comunes, pero intensas

Las cefalalgias autonómicas del trigémino forman un grupo particular. Aquí se incluyen el dolor en racimos y la hemicránea paroxística. Estos cuadros suelen afectar un solo lado de la cabeza y pueden ser tan intensos que despiertan a la persona durante la noche.

Se acompañan de síntomas como lagrimeo, congestión nasal o enrojecimiento ocular. En estos casos, las estructuras extracerebrales y el sistema nervioso autónomo juegan un papel central.

Cuando el dolor es señal de otra enfermedad

Las cefaleas secundarias aparecen como consecuencia de otra condición médica. Infecciones, traumatismos, problemas vasculares o tumores pueden manifestarse inicialmente como dolor de cabeza.

Las neuralgias, como la del trigémino o la occipital, muestran cómo una lesión en nervios periféricos puede provocar dolores faciales intensos o sensaciones punzantes en la cabeza.

Ante dolores persistentes, recurrentes o acompañados de otros síntomas neurológicos, la evaluación médica es fundamental.

Qué se investiga hoy sobre el dolor de cabeza

La investigación reciente analiza cómo factores como el ritmo circadiano y ciertos genes influyen en la frecuencia y severidad de las cefaleas. También se estudian nuevas terapias farmacológicas y conductuales para tratar la migraña y otros tipos complejos de dolor de cabeza.

Además, se sabe que factores como el estrés, la alimentación, la deshidratación, las alteraciones del sueño y algunas infecciones virales persistentes pueden detonar episodios.

Qué puede hacer el paciente

Llevar un registro de los episodios, identificar posibles desencadenantes y acudir al médico facilita el diagnóstico y permite diseñar estrategias de tratamiento y prevención.

También podría interesarte: Migraña o dolor de cabeza común: cómo distinguirlos y cuándo preocuparse

Las principales entidades sanitarias coinciden en un mensaje claro: el dolor de cabeza no debe subestimarse. Atenderlo a tiempo puede evitar complicaciones y mejorar de forma significativa la calidad de vida.

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