La conciencia humana no es solo actividad eléctrica y química en el cerebro, sino que es parte de un fenómeno que solo la física cuántica puede explicar y lo llama el campo del “punto cero”, según un nuevo estudio científico
Según la física moderna, este campo está presente en todo el universo.

La conciencia humana sigue siendo uno de los mayores enigmas de la ciencia. No existe una explicación única y aceptada sobre cómo surge la experiencia consciente a partir del cerebro.
En ese contexto, un grupo de investigadores de Alemania presentó una propuesta que busca ampliar el marco tradicional de estudio.
El planteamiento sugiere que la conciencia no dependería solo de la actividad eléctrica y química de las neuronas, sino también de una interacción con un fenómeno descrito por la física cuántica: el campo del punto cero.
El trabajo fue desarrollado por el Department of Consciousness Research del DIWISS Research Institute y publicado en la revista científica Frontiers in Human Neuroscience, una publicación arbitrada y reconocida en el ámbito de la neurociencia.
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La propuesta no afirma que la teoría esté demostrada, pero sí que existe un modelo matemático y neurofisiológico que permite plantear hipótesis verificables.
Los propios autores subrayan que se trata de un enfoque experimental en construcción y no de una explicación definitiva sobre el origen de la mente.
¿Qué es el campo del punto cero y por qué importa en este modelo?
El campo del punto cero (ZPF, por sus siglas en inglés) es un concepto de la electrodinámica cuántica. Describe un nivel mínimo de energía que existe incluso en el vacío absoluto, es decir, cuando no hay partículas ni radiación observable.
Según la física moderna, este campo está presente en todo el universo.
El modelo alemán propone que el cerebro humano podría interactuar activamente con ese campo bajo ciertas condiciones.
Esto no implica que el cerebro “genere” conciencia desde el vacío, sino que podría acoplarse de forma resonante a ese fondo energético para sostener estados conscientes.
Los investigadores plantean que esta interacción no ocurre en todo el cerebro al mismo tiempo, sino en estructuras muy específicas.

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El papel de las microcolumnas corticales en el cerebro
El estudio señala a las microcolumnas corticales como piezas clave del proceso.
Estas estructuras están formadas por cientos de neuronas organizadas verticalmente en la corteza cerebral y participan en el procesamiento de información.
De acuerdo con el modelo, las microcolumnas funcionarían como “antenas naturales” capaces de interactuar con el campo del punto cero.
En ellas se darían las condiciones físicas necesarias para que surjan estados de coherencia que no se explican únicamente con procesos clásicos conocidos.
Esta idea sitúa a la conciencia en un punto intermedio entre la biología cerebral y las leyes fundamentales de la física.
Sincronización neuronal y estados conscientes
La propuesta se apoya en observaciones ya documentadas en neurociencia.
Diversos estudios muestran que los estados conscientes se caracterizan por actividad neuronal sincronizada, sobre todo en las bandas beta y gamma del cerebro.
Cuando una persona está despierta y consciente, distintas regiones cerebrales muestran patrones coordinados que permiten integrar información.
En cambio, durante la anestesia o estados profundos de inconsciencia, esa sincronización se pierde y el cerebro deja de operar en lo que se conoce como equilibrio crítico.
El modelo sugiere que la interacción con el campo del punto cero ayudaría a sostener esa organización delicada que permite la experiencia consciente.
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Glutamato y resonancia cuántica: el núcleo del planteamiento
Uno de los elementos centrales del estudio es el glutamato, el neurotransmisor más abundante en el cerebro.
Los investigadores observaron que ciertas frecuencias asociadas al campo del punto cero podrían resonar con moléculas de glutamato dentro de las microcolumnas corticales.
Esa resonancia daría lugar a dominios de coherencia cuántica, regiones donde millones de moléculas vibran de manera sincronizada.
Según el modelo, estos dominios estarían protegidos por brechas energéticas que los hacen estables incluso en el ambiente térmico del cerebro.
Como resultado, se formarían campos de microondas intracolumnares que ayudarían a regular la excitabilidad neuronal y el balance entre excitación e inhibición, un aspecto clave para el funcionamiento cerebral normal.
Transiciones de fase y estados cuánticos macroscópicos
El equipo alemán desarrolló un modelo matemático que indica que, al superarse un umbral en la concentración de glutamato, puede producirse una transición de fase.
Este cambio estaría impulsado por la resonancia con el campo del punto cero.
En ese punto, miles de millones de moléculas de glutamato pasarían a comportarse como una sola entidad coherente.
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La estabilidad de estos estados se atribuye tanto a las brechas energéticas generadas por la resonancia como al efecto estabilizador del agua presente en el entorno neuronal.
Para los autores, este mecanismo permitiría al cerebro mantenerse en un estado de autoorganización crítica, necesario para que exista conciencia.
¿Se puede comprobar esta teoría?
Los investigadores reconocen que el mayor reto es llevar el modelo al terreno experimental. Entre las posibilidades que plantean se encuentran:
- Manipular localmente el campo del punto cero en zonas específicas del cerebro mediante placas conductoras.
- Medir en tiempo real la coherencia cuántica del glutamato.
- Observar fenómenos de bioluminiscencia cerebral inducida, que ya han sido documentados en experimentos con animales.
Estas propuestas buscan generar predicciones claras y medibles, un paso indispensable para evaluar la validez del modelo.
Alcances científicos y límites del planteamiento
El estudio aclara que su enfoque no aborda cuestiones metafísicas ni filosóficas sobre el “alma” o el sentido último de la conciencia.
Se trata de un modelo científico que intenta unir datos neurofisiológicos con principios de la física cuántica.
También es importante señalar que esta hipótesis no sustituye las teorías actuales sobre el funcionamiento del cerebro.
Más bien, propone un nivel adicional de explicación que, de confirmarse, ampliaría el marco de la neurociencia.

Un posible cambio en el estudio de la conciencia
El modelo, denominado TRAZE, es presentado como uno de los primeros intentos formales de vincular de manera estructurada la neurofisiología con la física cuántica.
Según el Department of Consciousness Research y el DIWISS Research Institute, explorar esta intersección podría abrir nuevas líneas de investigación sobre uno de los problemas más complejos de la ciencia.
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Por ahora, la propuesta se mantiene como una hipótesis avanzada, sustentada en modelos y datos conocidos, pero pendiente de verificación experimental.
Su relevancia radica en que ofrece nuevas preguntas, nuevos métodos y un posible camino para entender mejor cómo surge la experiencia consciente en el cerebro humano.
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