Terapia psicológica adaptada mejora la vida de personas con enfermedad inflamatoria intestinal
La intervención, aplicada durante ocho semanas por telemedicina, ayudó a disminuir el impacto emocional de la EII, como la ansiedad y el aislamiento social.

CIUDAD DE MÉXICO.- La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, no solo afecta el intestino. También impacta la salud mental, la vida social y la capacidad para trabajar o estudiar. Un nuevo estudio muestra que la terapia cognitivo-conductual adaptada a esta condición puede reducir de forma clara la discapacidad asociada a la EII y mejorar la vida diaria de quienes la padecen.
¿Qué es la EII y por qué afecta más que al sistema digestivo?
La EII es un conjunto de enfermedades crónicas que provocan inflamación persistente del tracto gastrointestinal. Sus síntomas físicos suelen combinarse con ansiedad, depresión y estrés constante.
El gastroenterólogo Chung Sang Tse explica que los síntomas físicos y el impacto psicológico se refuerzan entre sí y crean “un círculo vicioso difícil de romper”. Este proceso afecta la funcionalidad cotidiana y explica por qué hasta la mitad de los adultos con EII presenta discapacidades moderadas o graves.
Terapia cognitivo-conductual enfocada en EII: ¿qué demostró el estudio?
Investigadores de la Perelman School of Medicine y del Departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania evaluaron un programa de ocho semanas de terapia cognitivo-conductual adaptada a la EII.
Los pacientes recibieron atención mediante telemedicina y, al finalizar, mostraron una disminución significativa en el nivel de discapacidad relacionada con la enfermedad. Los beneficios se observaron tanto en personas que viven en zonas urbanas como rurales de Estados Unidos.
El impacto del aislamiento y la vergüenza en los pacientes
Según Melissa Hunt, directora asociada de formación clínica en Psicología de la Universidad de Pensilvania, muchas personas con enfermedades gastrointestinales evitan hablar de su condición por vergüenza.
Este silencio favorece el aislamiento social, debilita la confianza personal y limita actividades básicas como salir de casa, convivir o mantener un empleo. La terapia busca romper este patrón y ofrecer herramientas prácticas para enfrentar situaciones reales.
¿Cómo funciona la terapia cognitivo-conductual adaptada a la EII?
El programa se basó en un manual desarrollado por Hunt, que incluye información sobre la enfermedad, comorbilidades psiquiátricas y estrategias de intervención probadas.
Uno de los métodos clave son los ejercicios de exposición. En ellos, los pacientes practican situaciones que suelen generar miedo, como pedir acceso a un baño en un comercio ante una urgencia médica. El objetivo es reducir el temor al rechazo social y aumentar la seguridad en espacios públicos.
Respiración profunda: una herramienta sencilla con efectos reales
Otro componente central es la respiración diafragmática profunda. Esta técnica activa el sistema nervioso parasimpático y favorece la digestión.
De acuerdo con Hunt, “esto realmente puede reducir los calambres y la urgencia, permitiendo que las personas se sientan capaces de salir y participar en el mundo”. Los estudios señalan que su uso constante se asocia con una reducción adicional de las discapacidades.
Telemedicina: acceso a terapia especializada sin importar la ubicación
La investigación, publicada en The American Journal of Gastroenterology, señala que cinco psicólogos clínicos, formados específicamente en este enfoque, ofrecieron la terapia a distancia con resultados positivos.
Además, otro estudio en Behaviour Research and Therapy mostró que psicólogos sin experiencia previa en EII pueden aplicar la terapia con éxito si siguen el manual y los lineamientos establecidos.
Formación de nuevos especialistas en psicología gastrointestinal
Actualmente, Hunt dirige una nueva rotación de psicología gastrointestinal en la Universidad de Pensilvania. El programa capacitará a estudiantes de doctorado para atender a pacientes con EII y con síndrome de intestino irritable (SII).
En el caso del SII, Hunt señala que la psicoterapia debería ser la intervención principal, ya que la conexión entre el cerebro y el intestino es clave y los tratamientos médicos suelen ser limitados.
Menos uso de recursos médicos y mejor atención integral
El objetivo final es ofrecer atención más eficiente y centrada en el paciente. “Nuestro objetivo es aportar evidencia de que, en determinados pacientes con síndrome de intestino irritable, podemos reducir el uso de recursos médicos y permitir que los gastroenterólogos dediquen más tiempo a quienes requieren manejo farmacológico o quirúrgico”, afirmó Hunt.
Los hallazgos refuerzan la importancia de integrar la salud mental en el tratamiento de las enfermedades digestivas crónicas y ofrecen opciones prácticas para mejorar la calidad de vida de millones de personas.
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