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Dormir para aprender: qué dice la ciencia sobre el sueño y la memoria

Durante el sueño, el cerebro consolida recuerdos, reorganiza la información y prepara sus redes neuronales para adquirir nuevos conocimientos.

Dormir para aprender: qué dice la ciencia sobre el sueño y la memoria

CIUDAD DE MÉXICO.- El sueño cumple una función central en la vida diaria. Mientras una persona duerme, el cerebro no se apaga. Al contrario, trabaja de forma activa para ordenar, guardar y preparar información. La evidencia científica coincide en un punto: dormir es clave para recordar mejor y para aprender con mayor facilidad.

¿Qué ocurre en el cerebro mientras dormimos?

Durante el descanso nocturno, el cerebro procesa las experiencias del día. Este trabajo ocurre principalmente en el hipocampo, la región encargada de almacenar recuerdos recientes. Ahí se revisa la información aprendida y se decide qué se conserva.

Los estudios muestran que, mientras dormimos, los recuerdos se refuerzan y se organizan. Este proceso permite que la información pase del hipocampo a la neocorteza, donde se almacena a largo plazo. Sin sueño, este traslado se vuelve incompleto.

Dormir no solo consolida recuerdos, también prepara para aprender

Experimentos científicos demostraron que el sueño no sirve solo para recordar lo ya aprendido. También deja al cerebro listo para adquirir nuevos conocimientos. Las redes neuronales se reorganizan durante la noche, lo que facilita el aprendizaje al día siguiente.

Investigaciones recientes explican por qué ocurre esto. Un estudio de 2025 de la Universidad de Cornell mostró que la estimulación cerebral durante el sueño fortalece recuerdos frágiles mediante “grandes ondas agudas”, que ayudan a transferir experiencias recientes a la memoria de largo plazo.

El papel de las fases del sueño y la respiración

Otros trabajos, realizados por universidades de Alemania, Estados Unidos y la Universidad de Michigan, encontraron que el ritmo respiratorio durante el sueño sincroniza distintas oscilaciones cerebrales. Entre ellas están las ondas lentas, los husos del sueño y las llamadas “sharp waves”.

Los investigadores señalan que el sueño no REM y el sueño REM trabajan en secuencia. El primero fortalece los recuerdos. El segundo evita que se mezclen entre sí. Así se mantiene la claridad de la memoria y se mejora la preparación para aprender cosas nuevas.

Qué pasa cuando no se duerme lo suficiente

La falta de descanso tiene efectos claros. Dormir poco afecta la consolidación de la información y reduce la capacidad para aprender nuevas habilidades. El cerebro pierde eficiencia para organizar recuerdos y adaptarlos a distintos contextos.

Aunque durante años circuló la idea de que es posible aprender cosas nuevas mientras se duerme, la ciencia no respalda esa creencia. Los estudios muestran que el sueño refuerza recuerdos previos, pero no permite adquirir conocimientos completamente nuevos desde cero.

¿Se puede aprender dormido? Lo que dice la evidencia

De acuerdo con reportes de la BBC, los primeros estudios sobre “aprendizaje durante el sueño” se realizaron en la década de 1950. Charles Simon y William Emmons comprobaron que la exposición a información auditiva durante el descanso no generaba aprendizaje nuevo.

Hoy, los neurocientíficos coinciden en que el cerebro puede ser estimulado durante el sueño, pero solo para fortalecer lo ya aprendido. Como explica Susanne Diekelmann, investigadora de la Universidad de Tubinga, el sueño “estabiliza los recuerdos y los integra en una red de memoria a largo plazo”.

El cerebro también se anticipa al aprendizaje futuro

Un estudio publicado en Nature Communications, liderado por la Universidad de Toyama, amplió esta visión. Los científicos observaron que, durante el sueño, algunas neuronas consolidan recuerdos pasados, mientras otras se preparan para registrar información futura.

El profesor Kaoru Inokuchi explicó que esta coactividad neuronal facilita la integración entre lo aprendido y lo que se aprenderá después. El cerebro no parte de cero cada día. Aprovecha estructuras que se estabilizan durante el descanso nocturno.

Dormir bien mejora el rendimiento diario

La calidad y la duración del sueño influyen de forma directa en el aprendizaje. Un trabajo de la Universidad del Sur de Australia encontró que dormir al menos ocho horas favorece la memoria y ayuda a recordar palabras y reglas gramaticales complejas.

El investigador Zachariah Cross detalló que este beneficio está ligado a la sincronización entre ondas cerebrales lentas y husos del sueño durante la fase NREM. Su colega Scott Coussens señaló que estos hallazgos son relevantes para personas con dificultades cognitivas o trastornos del lenguaje.

Implicaciones prácticas para la vida cotidiana

La evidencia es clara. Interrumpir el sueño afecta la memoria reciente y reduce la capacidad de aprender en el futuro. Dormir bien no es un lujo, sino una herramienta útil para mejorar el rendimiento académico, laboral y personal.

La ciencia confirma que el sueño no es un tiempo perdido. Es una fase de trabajo intenso del cerebro. Durante la noche, se fortalecen recuerdos, se organizan ideas y se prepara el terreno para aprender mejor al día siguiente. Dormir sigue siendo una necesidad básica para el desarrollo intelectual y la vida diaria.

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