Imaginar experiencias positivas cambia la forma en que vemos a otras personas y modifica la actividad cerebral, revela estudio
Los escáneres cerebrales revelaron que la imaginación positiva activa el cuerpo estriado ventral, una región clave del cerebro asociada con el procesamiento de recompensas y el aprendizaje por refuerzo.

México.- Imaginar encuentros positivos con otras personas no solo mejora la percepción que se tiene de ellas, sino que también genera cambios medibles en la actividad cerebral, de acuerdo con un estudio internacional publicado en la revista Nature Communications.
La investigación, desarrollada por científicos del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas, en Alemania, y la Universidad de Colorado Boulder, en Estados Unidos, demuestra que la imaginación positiva activa los mismos circuitos cerebrales que las experiencias gratificantes reales, lo que abre nuevas perspectivas para la salud mental, el bienestar emocional y las relaciones interpersonales.
Imaginación positiva modifica preferencias sociales
El estudio fue liderado por Roland Benoit, profesor asociado de psicología y neurociencia en la Universidad de Colorado, y Aroma Dabas, investigadora del Instituto Max Planck. Los resultados muestran que imaginar de forma vívida interacciones agradables con personas conocidas aumenta la preferencia hacia ellas.
Los investigadores analizaron a 49 participantes, quienes debían imaginar encuentros positivos o negativos con personas de su entorno mientras su actividad cerebral era monitoreada mediante resonancia magnética funcional (fMRI).
Tras las simulaciones mentales positivas, los participantes expresaron mayor agrado por esas personas, y este cambio se mantuvo de forma consistente, dependiendo de qué tan intensa y realista fue la imaginación.
El cerebro reacciona como si la experiencia fuera real
Los escáneres cerebrales revelaron que la imaginación positiva activa el cuerpo estriado ventral, una región clave del cerebro asociada con el procesamiento de recompensas y el aprendizaje por refuerzo.
Esta activación ocurre cuando la experiencia imaginada resulta más gratificante de lo esperado, generando un “error de predicción de recompensa”, un mecanismo que hasta ahora se asociaba principalmente a experiencias reales.
Además, el cuerpo estriado ventral mostró una mayor interacción con la corteza prefrontal dorsomedial, zona relacionada con la memoria social y la evaluación del valor de otras personas.
Esta conexión se intensificó cuando las simulaciones mentales fueron especialmente vívidas o inesperadamente positivas.
La imaginación aprende como la experiencia real
A nivel computacional, los científicos aplicaron el modelo de aprendizaje Rescorla-Wagner, utilizado para explicar cómo el cerebro actualiza valores y preferencias a partir de recompensas.
El modelo confirmó que el aprendizaje inducido por la imaginación sigue los mismos principios que el aprendizaje basado en experiencias reales, lo que refuerza la idea de que pensar e imaginar también puede moldear conductas y decisiones futuras.
Aplicaciones para la salud mental y el bienestar
Los hallazgos abren la puerta a nuevas estrategias terapéuticas. De acuerdo con los autores, la imaginación guiada podría utilizarse para:
- Reducir la ansiedad social
- Mejorar relaciones interpersonales
- Resolver conflictos
- Potenciar habilidades emocionales y sociales
Benoit señaló que la imaginación podría emplearse en psicoterapia como alternativa a la exposición directa, permitiendo a las personas enfrentar miedos, fobias o tensiones laborales mediante la simulación mental de experiencias positivas.
También existe un riesgo con la imaginación negativa
Aunque el estudio se centró en los efectos positivos, los investigadores advirtieron sobre el potencial impacto negativo de la imaginación.
“Puedes pintar el mundo de negro simplemente imaginándolo”, advirtió Benoit, en referencia a personas con ansiedad o depresión, quienes tienden a imaginar escenarios adversos que podrían agravar su estado emocional.
No obstante, el estudio no encontró que imaginar experiencias negativas redujera significativamente el agrado hacia otras personas, lo que sugiere que el mecanismo cerebral identificado estaría más orientado a reforzar lo positivo.
Imaginación y memoria comparten redes cerebrales
El trabajo se apoya en evidencia previa que demuestra que la memoria y la imaginación comparten regiones cerebrales similares y se desarrollan de forma paralela a lo largo de la vida.
Según el artículo en Nature Communications, recordar el pasado e imaginar el futuro dependen de las mismas redes neuronales, lo que explica por qué la imaginación puede influir tan profundamente en las decisiones y expectativas humanas.
Una herramienta poderosa para transformar la experiencia humana
En conclusión, el estudio demuestra que cultivar la imaginación positiva no es un simple ejercicio mental, sino una herramienta poderosa capaz de modificar la actividad cerebral, las preferencias sociales y las decisiones cotidianas.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que imaginar experiencias agradables puede contribuir al bienestar psicológico, siempre que se utilice de forma consciente y equilibrada.
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