Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Lo Curioso / Cerebro

Cómo funcionan los dos sistemas que dirigen tus decisiones, según la neuropsicología

La neuropsicóloga Lucía Crivelli explicó que muchas decisiones diarias no son tan racionales como se cree.

Cómo funcionan los dos sistemas que dirigen tus decisiones, según la neuropsicología

CIUDAD DE MÉXICO.- La forma en que una persona elige cada día —desde un café hasta un cambio profesional— no siempre responde a la lógica racional. Así lo explicó la neuropsicóloga Lucía Crivelli, jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni, quien señaló que muchas decisiones, incluso las más importantes, están “más manejadas por el contexto y por las emociones de lo que creemos”.

Durante una entrevista en Infobae en Vivo, la especialista expuso cómo ciertos mecanismos mentales actúan de manera automática y condicionan lo que cada persona cree que elige de manera libre. Destacó los aportes del Nobel de Economía Daniel Kahneman y del neurocientífico Antonio Damasio, quienes demostraron que la razón no domina la mayoría de los actos cotidianos.

Crivelli explicó que la llamada teoría cartesiana, que atribuía el control total de la conducta a la lógica fría, ha sido reemplazada por evidencia científica que reconoce el peso de las emociones y del entorno.

Dos sistemas que guían las decisiones

Según la teoría de las perspectivas desarrollada por Daniel Kahneman, existen dos sistemas que operan en paralelo cuando una persona decide. Crivelli los describió así:“El sistema uno es impulsivo, se guía por memorias y actúa automáticamente y sin nuestra voluntad. El sistema dos está asociado a las decisiones racionales, exige deliberación y esfuerzo”.

El problema común es suponer que el sistema racional domina la vida diaria. Sin embargo, gran parte de las decisiones automáticas provienen del sistema impulsivo, incluso cuando se trata de asuntos que creemos haber pensado cuidadosamente.

Cómo operan los sesgos cognitivos

Estos procesos automáticos suelen apoyarse en sesgos cognitivos, que funcionan como atajos mentales. Aunque son útiles para resolver situaciones rápidas, también distorsionan la percepción objetiva.

Uno de los más fuertes es el sesgo de confirmación, que lleva a buscar pruebas que validen creencias previas. Crivelli lo resumió con un ejemplo cotidiano:“Pienso que mi perro me entiende. Cuando hace lo que le digo, confirmo mi creencia. Cuando no me hace caso, lo atribuyo a una distracción”.

El sesgo de disponibilidad también influye. Cuando un hecho se vuelve memorable —como ataques de tiburones— parece más probable de lo que realmente es. Por ello una persona puede temer más a los tiburones que a virus comunes, pese a que estos últimos causan más muertes.

El anclaje y el efecto marco

El fenómeno del anclaje aparece cuando un número condiciona la percepción posterior. Crivelli ejemplificó con precios cotidianos:“El famoso ‘tres con noventa y nueve’ apela a que nos anclamos al cuatro. Entonces percibimos que tres con noventa y nueve es más barato de lo que realmente es”.

El efecto marco influye cuando una misma información genera distintas reacciones según cómo se presenta. Un producto puede percibirse distinto si se comunica “90% libre de grasa” en lugar de “10% de grasa”, aunque sea exactamente el mismo.

Elecciones pequeñas vs. decisiones trascendentales

Crivelli distinguió entre decisiones cotidianas —como elegir una bebida— y decisiones trascendentales —como mudarse, cambiar de trabajo o tener un hijo—. Estas últimas requieren sopesar más factores y se vuelven terreno fértil para que se mezclen emociones, contexto y razonamiento.

En estas situaciones, la tensión entre lo que se siente y lo que se piensa suele intensificarse. Según la especialista, no se trata de elegir entre emoción o razón, sino de entender cómo ambas interactúan para guiar el rumbo personal.

El cuerpo también decide

Al hablar del papel del cuerpo en elecciones complejas, Crivelli retomó los estudios de Antonio Damasio. Explicó que las sensaciones viscerales y ciertos indicadores fisiológicos anticipan decisiones antes de que ocurran de manera consciente.

“Damasio comenzó a medir la actividad visceral —el famoso gut feeling—, la conductancia en la piel, las contracturas musculares”, señaló. Descubrió que la aversión al riesgo aparece primero en el cuerpo. El organismo reacciona antes de que la persona alcance un razonamiento elaborado.

La integración entre razón, emoción y cuerpo

Crivelli cerró su exposición con una idea central: la toma de decisiones no se explica desde un solo lugar.“A mí lo que me gusta es volver sobre la idea de que la razón no es todo, que el cuerpo y las emociones también deciden. Por supuesto, la razón también pondera variables, evalúa beneficios y costos y nos ayuda a seguir adelante”.

Este enfoque invita a entender que la libertad de elegir no depende solo de la lógica, sino de un diálogo permanente entre memoria, emociones, entorno y sensaciones físicas.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados

HISTORIAS