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Estrés positivo y negativo: cómo reconocer sus señales y transformarlas en bienestar

Existen dos tipos: el eustrés, que impulsa la superación y el aprendizaje, y el distrés, que causa desgaste y problemas de salud.

Estrés positivo y negativo: cómo reconocer sus señales y transformarlas en bienestar

CIUDAD DE MÉXICO.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como una respuesta natural del cuerpo frente a presiones o demandas externas e internas. No siempre representa algo negativo. Según el organismo, uno de cada cuatro trabajadores en el mundo sufre estrés laboral, lo que puede tener efectos graves en la salud física y mental si no se gestiona adecuadamente.

La OMS advierte que una exposición prolongada al estrés puede asociarse con ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares y debilitamiento del sistema inmunológico. Por eso, recomienda adoptar medidas preventivas y estrategias de afrontamiento que favorezcan el bienestar.

Lejos de ser un signo de colapso, el estrés puede tener también un papel útil.

Aprender a identificar las señales de presión positiva favorece la adaptación ante los cambios y fortalece la resiliencia en la vida diaria”.

Eustrés y distrés: las dos caras del mismo proceso

El término “estrés” fue introducido en los años 30 por el endocrinólogo Hans Selye, quien lo describió como la respuesta del cuerpo ante cualquier demanda. Más tarde, Selye distinguió entre eustrés (positivo) y distrés (negativo).

El eustrés impulsa el crecimiento personal y la motivación; el distrés, en cambio, genera desgaste y malestar. Esta diferencia, aún vigente, ha sido revisada en el ámbito científico, pues depende mucho de cómo cada persona interpreta las situaciones.

El psicólogo Richard S. Lazarus propuso que la valoración que una persona hace de un evento determina si el estrés será positivo o negativo. La American Psychology Association (APA) coincide: el eustrés aparece ante desafíos considerados gratificantes, mientras que el distrés surge cuando algo se percibe como amenazante o fuera de control.

Cómo se manifiestan el eustrés y el distrés

De acuerdo con St. John’s Health y la APA, el eustrés predomina cuando se asume un nuevo reto laboral, se inicia un proyecto importante o se prepara una presentación exigente. Suele ser temporal y se asocia con sensaciones de logro, energía y motivación.

En contraste, el distrés tiende a ser persistente. Se acompaña de síntomas como ansiedad, insomnio, irritabilidad, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. También puede causar fatiga, problemas digestivos y aislamiento social.

El psicólogo Ramone Ford, de la Cleveland Clinic, advierte que “el distrés puede hacer que las emociones prevalezcan en la vida diaria, dificultando su manejo y deteriorando la respuesta ante nuevos desafíos”. Su presencia constante puede favorecer el desarrollo de enfermedades crónicas y un sistema inmunológico debilitado.

Por qué la frontera entre ambos no siempre es clara

La línea que separa el eustrés del distrés puede ser confusa. Algunos investigadores cuestionan la utilidad de esta división y sugieren analizar el estrés en función de sus resultados a largo plazo y del contexto personal.

Sin embargo, instituciones como la Cleveland Clinic y St. John’s Health mantienen que distinguir ambos tipos ayuda a diseñar estrategias efectivas para afrontar los desafíos diarios. Identificar el momento en que el estrés deja de ser una ayuda y se vuelve un obstáculo es clave para preservar la salud mental.

Este enfoque permite intervenir antes de que el distrés se acumule y, al mismo tiempo, aprovechar los beneficios del eustrés como motor de adaptación y aprendizaje.

Estrategias para transformar el estrés en un aliado

Según la Cleveland Clinic, distintas prácticas pueden ayudar a mantener el equilibrio:

  • Reservar tiempo para descansar.
  • Practicar atención plena (mindfulness).
  • Buscar distracciones saludables.
  • Registrar emociones y reflexionar sobre ellas.
  • Meditar con frecuencia.
  • Dormir lo necesario y mantener una dieta equilibrada.
  • Fomentar redes de apoyo social.

Además, realizar actividad física —como caminar, bailar o practicar deportes— contribuye a liberar tensiones y generar bienestar. El contacto con la naturaleza y los pasatiempos artísticos también son recursos útiles para regular el estrés.

Cuidar la salud mental: cuándo buscar ayuda

Si los síntomas del distrés persisten o afectan la calidad de vida, buscar apoyo profesional es una opción recomendada. “Reconocer la necesidad de ayuda refleja autocuidado y disposición al cambio”, señalan los especialistas.

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Tanto el eustrés como el distrés forman parte de la experiencia humana. El equilibrio entre ambos permite afrontar los retos cotidianos con mayor bienestar. Identificar y regular el estrés ayuda a transformar las presiones diarias en oportunidades de desarrollo y fortalecimiento personal.

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