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El calor extremo en Europa dejó más de 2,000 muertes en pocos días, según estudio

Un nuevo estudio del Imperial College de Londres reveló que más de 2,000 personas murieron por la ola de calor que afectó a Europa a finales de junio y principios de julio.

El calor extremo en Europa dejó más de 2,000 muertes en pocos días, según estudio

CIUDAD DE MÉXICO.- Una nueva investigación encabezada por el Imperial College de Londres y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical reveló que más de 2,000 personas murieron durante la reciente ola de calor que golpeó a Europa entre finales de junio y principios de julio. El estudio, considerado el primer análisis rápido sobre el impacto del calor extremo ligado al cambio climático, examinó datos de 12 ciudades europeas, incluyendo Londres, París, Barcelona y Roma.

Un fenómeno mortal relacionado con el cambio climático

El informe señala que al menos dos tercios de esas muertes pueden atribuirse directamente al calentamiento global provocado por la actividad humana, principalmente por la quema de combustibles fósiles. Durante ese periodo, Inglaterra y España vivieron el mes de junio más caluroso registrado en su historia, mientras que Francia cerró escuelas y Cerdeña, en Italia, sufrió graves incendios forestales.

Los investigadores advierten que el calor subió tan rápido que muchas personas no pudieron prepararse. Esta falta de tiempo para adaptarse, combinada con temperaturas récord, representa un riesgo silencioso y creciente. Aunque no dejan destrucción visible como las tormentas o los incendios, las olas de calor provocan un número elevado de muertes, especialmente entre personas mayores.

Las ciudades más afectadas y el perfil de las víctimas

Según los datos, Milán fue la ciudad más afectada, con 317 muertes atribuidas al calor y a la crisis climática. Le siguieron Londres, con 273 muertes (de las cuales 171 están ligadas directamente al cambio climático), y otras grandes urbes como París y Barcelona, que también registraron pérdidas humanas significativas.

El estudio destaca que el 88% de las víctimas fueron personas mayores de 65 años. La mayoría murió en sus hogares o en hospitales, lejos del ojo público. Este perfil hace que las olas de calor sean difíciles de detectar como emergencias, a pesar de su gran impacto en la salud pública.

A medida que las temperaturas aumentan inesperadamente, los cuerpos no logran adaptarse bien. Los hospitales se ven saturados por pacientes con síntomas como agotamiento, deshidratación y golpes de calor, lo cual evidencia que estos eventos ya no pueden considerarse excepcionales.

Calor sin huellas visibles, pero con consecuencias graves

Una de las razones por las que el calor extremo no recibe la atención que merece es que no deja daños visibles como otras catástrofes naturales. Sin embargo, los científicos alertan que pequeñas variaciones de dos o tres grados en la temperatura pueden resultar mortales, sobre todo en zonas urbanas con alta densidad poblacional.

El estudio indica que estas olas de calor han causado más muertes en poco tiempo que otros desastres recientes en Europa, como inundaciones o tormentas. Las ciudades afectadas presentan distintas condiciones geográficas y socioeconómicas, pero todas comparten un problema común: el “efecto isla de calor”, que impide que las personas escapen del calor, especialmente en zonas con poca vegetación y muchas construcciones.

El programa Copernicus de la Unión Europea confirmó que junio fue uno de los tres meses más calurosos en la historia europea. En el mar Mediterráneo, las temperaturas del agua superaron los 27 grados, algo sin precedentes. Este tipo de eventos ya no son atípicos y seguirán intensificándose si no se toman medidas.

Europa no está preparada para tanto calor

Los expertos advierten que muchas zonas de Europa no están preparadas para enfrentar temperaturas tan altas. Esto aplica especialmente para regiones del norte y del centro del continente, donde históricamente no se requerían sistemas de enfriamiento en los hogares. Sin embargo, las recientes olas de calor demuestran que el cambio climático ya no distingue latitudes.

A pesar del impacto, muchas de las víctimas fallecen en soledad y sin atención mediática, lo cual contribuye a que el problema se subestime. Esta falta de visibilidad también retrasa la implementación de soluciones urgentes para proteger a la población vulnerable.

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Los investigadores señalan que, en promedio, unas 44,000 personas mueren al año en Europa por causas relacionadas con el calor. Pero la reciente ola provocó más de 2,000 muertes en solo unos días. Esta tendencia confirma que el calor extremo ya no es un fenómeno esporádico, sino una crisis de salud pública ligada al cambio climático que exige atención inmediata.

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