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¿Despiertas por calambres? Podría ser deshidratación y falta de minerales

Durante las noches calurosas, los calambres musculares pueden interrumpir el sueño y afectar tanto a personas activas como sedentarias.

¿Despiertas por calambres? Podría ser deshidratación y falta de minerales

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante las olas de calor, no solo cuesta conciliar el sueño: muchas personas experimentan calambres musculares que interrumpen el descanso de forma brusca y dolorosa. Estos espasmos, que suelen aparecer en las piernas, afectan tanto a quienes hacen ejercicio como a quienes llevan una vida más sedentaria. Especialistas consultados por Sportlife señalan que el aumento de la temperatura incrementa notablemente el riesgo de sufrir estos episodios.

Un enemigo silencioso en las noches calurosas

Identificar las causas detrás de los calambres es el primer paso para prevenirlos. Aunque suelen parecer impredecibles, hay ciertos hábitos que ayudan a reducir su aparición. Una estrategia preventiva adecuada puede marcar la diferencia entre una noche de sueño reparador y una llena de sobresaltos.

Uno de los principales factores es la deshidratación. Cuando el cuerpo pierde agua a través del sudor, también elimina minerales esenciales como potasio, sodio, magnesio y calcio. Estos elementos son fundamentales para el buen funcionamiento muscular, y su desequilibrio puede desencadenar calambres, especialmente durante el descanso nocturno.

Más allá del agua: postura, fatiga y medicamentos

Además de la deshidratación, la fatiga muscular puede ser otra causa importante. Después de una jornada intensa —ya sea por ejercicio o esfuerzo físico cotidiano— los músculos pueden quedar sobreexcitados, lo que los vuelve más propensos a los espasmos involuntarios.

También existen factores posturales que inciden en la aparición de calambres nocturnos. Permanecer mucho tiempo de pie o dormir en posiciones incómodas puede generar tensión acumulada, sobre todo en las piernas. A esto se suman algunos medicamentos, como los diuréticos o aquellos recetados para la presión alta, que favorecen la pérdida de electrolitos.

Ante calambres frecuentes, se recomienda consultar a un profesional de la salud. Esto es especialmente importante si se están tomando fármacos que podrían estar alterando el equilibrio de minerales en el organismo. Un chequeo médico puede ayudar a descartar otras causas o ajustar el tratamiento.

Hidratación y alimentación: claves para prevenir

La prevención de los calambres pasa, en primer lugar, por una buena hidratación. No se trata solo de tomar agua, sino de reponer los electrolitos perdidos, sobre todo antes y después de realizar actividad física. Esta medida es útil incluso para personas que no hacen ejercicio pero están expuestas al calor.

La alimentación también juega un papel importante. Incluir en la dieta alimentos ricos en minerales puede ayudar a mantener el equilibrio necesario para el funcionamiento muscular. El plátano y el aguacate aportan potasio; los frutos secos y las espinacas, magnesio; y productos como los lácteos, el brócoli o el tofu son buenas fuentes de calcio.

Estos ajustes alimenticios no solo benefician a deportistas, sino también a cualquier persona que desee reducir el riesgo de sufrir calambres durante el verano. Una dieta equilibrada refuerza la salud muscular y contribuye al bienestar general.

Rutinas complementarias para el cuidado muscular

Junto con una buena hidratación y una dieta adecuada, es posible adoptar otras estrategias para evitar calambres. Estiramientos suaves y rutinas de enfriamiento tras la actividad física ayudan a prevenir la rigidez muscular. También se recomiendan masajes con foam roller, baños de contraste con agua caliente y fría, y el uso de ropa de compresión para mejorar la circulación.

Estas prácticas, si se realizan con regularidad, pueden reducir tanto la frecuencia como la intensidad de los espasmos musculares. Aunque no siempre se les presta atención, forman parte de un enfoque integral para cuidar los músculos y promover un descanso nocturno más tranquilo.

En tiempos de calor extremo, estas medidas cobran aún más relevancia. El ambiente caluroso y la sudoración constante alteran los niveles internos del cuerpo, por lo que adoptar una rutina de prevención puede marcar una gran diferencia en la calidad del sueño.

Dormir bien también depende del entorno

Un aspecto que no debe pasarse por alto es la temperatura del lugar donde se duerme. Mantener el dormitorio fresco ayuda a reducir la tensión muscular y mejora el descanso. El exceso de calor no solo incomoda, también puede favorecer los calambres nocturnos.

Tanto si se realiza ejercicio físico como si no, mantener una rutina de cuidado integral es útil para cualquier persona expuesta a altas temperaturas. En el contexto del verano, pequeños cambios en la alimentación, el ambiente y los hábitos de sueño pueden tener un gran impacto en la calidad de vida.

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En caso de dudas o si los calambres aparecen con frecuencia, la consulta médica se vuelve esencial. Un profesional podrá evaluar si hay condiciones de fondo, como desequilibrios minerales o efectos secundarios de medicamentos, y ofrecer recomendaciones personalizadas para enfrentar este problema común en las noches calurosas.

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