¿Por qué no conviene desayunar lo mismo todos los días? Según los expertos
Muchas personas desayunan lo mismo cada día por comodidad, pero este hábito puede limitar la nutrición y aumentar el riesgo de intolerancias alimentarias.

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque el desayuno es una de las comidas más importantes del día, muchas personas tienden a repetir lo mismo cada mañana: pan tostado, café, jugo de naranja o cereales. Esta costumbre, que parece inofensiva, responde a factores prácticos y biológicos. Investigadores como Romain Cadario y Carey Morewedge descubrieron que el 68% de las personas en Estados Unidos y Francia comen lo mismo cada día, principalmente por comodidad.
Una rutina cómoda, pero limitada
Según los expertos, el desayuno suele verse como una comida rápida que se consume sin mucha reflexión, sobre todo cuando las primeras horas del día están cargadas de pendientes. Esto lleva a elegir alimentos que ofrezcan energía rápida para arrancar la jornada, sin pensar demasiado en su valor nutricional. Así, lo práctico termina ganando terreno frente a la variedad y el balance.
Sin embargo, este hábito puede tener consecuencias. La repetición constante de ciertos alimentos puede limitar la diversidad nutricional e incluso generar intolerancias o sensibilidades alimentarias, advierte la dietista Beth Czerwony, de la Cleveland Clinic. Comer lo mismo siempre no solo reduce el aporte de nutrientes, sino que también puede ser contraproducente para el organismo a largo plazo.
Desayunos que cambian con el clima
Además del hábito, otro factor que debería influir en lo que comemos por la mañana es el clima. En verano, por ejemplo, el cuerpo necesita menos calorías y busca mantenerse hidratado, por lo que resultan ideales alimentos frescos y con alto contenido de agua, como sandía, melón o jitomate. Según WebMD, en épocas de calor, lo mejor es optar por desayunos ligeros y refrescantes que ayuden al cuerpo a regular su temperatura sin sobrecargarlo.
Durante el invierno sucede lo contrario. El cuerpo demanda más energía para conservar el calor, por lo que se antojan alimentos calóricos, como guisos, sopas o cereales calientes, que aportan confort y saciedad. No se trata solo de apetito, sino de una respuesta biológica al entorno: el cuerpo ajusta su consumo energético según las condiciones externas.
También influye la disponibilidad de alimentos de temporada. La National Library of Medicine resalta que consumir frutas y verduras propias de cada estación favorece una mejor nutrición. En verano, la frescura es clave; en invierno, los alimentos más densos ayudan a cubrir las necesidades energéticas del cuerpo.
¿A qué hora es mejor desayunar?
Otro aspecto importante tiene que ver con el momento en que se desayuna. Lo ideal, según especialistas, es hacerlo dentro de los primeros 30 minutos después de despertar, ya que en ese momento el cuerpo es más eficiente para procesar la glucosa y convertirla en energía. Esta ventana metabólica ayuda a que el cuerpo funcione de manera más óptima durante el resto del día.
No obstante, no todas las personas tienen las mismas necesidades. Quienes practican ayuno intermitente, por ejemplo, pueden beneficiarse de retrasar el desayuno sin afectar su salud, siempre que mantengan una dieta equilibrada. WebMD señala que más importante que la hora es el contenido del desayuno: debe incluir proteínas, fibra y grasas saludables.
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En resumen, aunque desayunar lo mismo todos los días puede parecer práctico, adaptar esta comida a nuestras necesidades reales —ya sea variando los ingredientes, ajustándola a la estación del año o eligiendo el mejor momento para consumirla— puede marcar una gran diferencia en la salud. Hacer del desayuno una oportunidad consciente para nutrirse mejora el bienestar físico y mental a lo largo del día.
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