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¿Qué pasa en el cerebro cuando meditamos o rezamos? Esto dice la ciencia

Durante la oración o meditación profunda, el cerebro activa zonas relacionadas con la concentración y la regulación emocional, lo que favorece la paz interior y el bienestar.

¿Qué pasa en el cerebro cuando meditamos o rezamos? Esto dice la ciencia

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante los estados profundos de oración o meditación, el cerebro humano experimenta transformaciones notables que impactan directamente en la salud mental. Prácticas como el rezo activan regiones cerebrales asociadas a la concentración, la toma de decisiones y el manejo emocional, lo que se traduce en sensaciones de paz interior y mayor optimismo, según expertos en neurociencia.

Cambios cerebrales en momentos de contemplación

El doctor Andrew Newberg, del Instituto Marcus de Medicina Integral en Estados Unidos, explicó a la BBC que repetir oraciones activa el lóbulo frontal del cerebro. Esta zona está vinculada a funciones ejecutivas como la atención y el juicio. Sin embargo, al alcanzar un estado de oración profunda, esta área disminuye su actividad, lo que puede provocar la sensación de que el individuo se “disuelve” y se conecta con algo más grande que él mismo.

En palabras de Newberg, este fenómeno genera experiencias de trascendencia o unidad: “Cuando alguien entra en un estado de oración intensa, reporta que no es él quien genera la experiencia, sino que esta le ocurre, como si viniera del exterior”. Esta percepción de conexión y entrega puede aliviar cargas emocionales, según diversos testimonios.

El Rosario y su impacto en la salud mental

Un estudio reciente del Journal of Religion and Health, citado por ACI Prensa, entrevistó a 361 católicos de Italia, Polonia y España para investigar cómo rezar el Rosario influye en el bienestar. Los resultados mostraron que quienes practicaban esta devoción con frecuencia reportaban menos ansiedad espiritual, menos conflicto religioso y más empatía.

Los efectos emocionales que produce el rezo del Rosario fueron similares a los observados en técnicas modernas como el mindfulness. Para muchas personas, esta práctica tradicional representa un refugio emocional. Una de las participantes relató que, tras perder a su esposo, el Rosario fue su sostén: “Me salvó la vida… me dio la fuerza para sobrevivir esos momentos difíciles”.

El estudio reflejó además que el 26.3% de los encuestados experimentaba calma y confianza al rezar; el 10.2% sentía mayor capacidad para enfrentar problemas; y el 8.6% mencionó una sensación de protección. Estos datos refuerzan la idea de que la oración puede ser una herramienta efectiva para el manejo del estrés cotidiano.

Paralelismos con la meditación y conexión cultural

Tanto el rezo como la meditación activan el sistema nervioso parasimpático, encargado de inducir estados de descanso y equilibrio emocional. Según la especialista en atención plena Tessa Watt, esto permite calmar la mente y desacelerar la respuesta de alerta que se activa ante amenazas, ayudando a manejar mejor situaciones difíciles.

El estudio también mostró diferencias culturales en la práctica del Rosario. En Polonia, se reportó mayor frecuencia y compromiso; en Italia, niveles más altos de empatía; mientras que en España, aunque su práctica era menor, quienes rezaban con regularidad obtenían beneficios significativos. Más del 60% de los participantes tenía formación universitaria de posgrado, lo cual desmonta estereotipos sobre quiénes recurren a prácticas devocionales.

Los investigadores destacaron que rezos como el Rosario tienen una estructura repetitiva similar a los mantras orientales. Esta repetición genera un estado fisiológico de estabilidad, y puede inducir sensaciones de conexión social, optimismo y resiliencia. En contextos donde el acceso a terapia es limitado, estas prácticas representan una alternativa accesible y culturalmente familiar.

Conclusiones sobre mente, fe y bienestar

Estudios recientes confirman que la oración y la meditación pueden modificar la actividad cerebral de manera medible. Ambas prácticas promueven bienestar emocional, reducen el estrés y ayudan a quienes las incorporan de forma constante en su vida diaria. Además, lejos de aislar, muchas veces fortalecen el sentido de comunidad y la empatía.

El sociólogo Blake Victor Kent explicó que la relación con la oración también está influida por experiencias tempranas de apego. Comprender las raíces de la inseguridad espiritual, añadió, permite aprovechar mejor los efectos positivos de la fe y la contemplación.

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En suma, tanto la ciencia como los testimonios personales coinciden en que dedicar tiempo a la meditación o al rezo puede brindar beneficios psicológicos importantes. Ya sea en forma de tranquilidad, consuelo o fortaleza, estas prácticas siguen siendo válidas y significativas para muchas personas en contextos modernos.

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