Envases comunes pueden liberar microplásticos en la comida, alerta un estudio
Una investigación reveló que abrir envases de plástico o calentar recipientes puede liberar micro y nanoplásticos en los alimentos.

Una investigación reciente reveló que acciones tan comunes como abrir una botella o desenvolver un fiambre podrían estar añadiendo diminutas partículas de plástico a nuestros alimentos. Publicado en NPJ Science of Food, el estudio explica cómo los microplásticos y nanoplásticos pueden liberarse durante procesos normales de envasado y consumo, incluso cuando solo se gira una tapa o se rasga un envoltorio. Esta es la primera vez que se demuestra de forma sistemática cómo el uso cotidiano de plásticos puede contaminar los alimentos, según Lisa Zimmermann, del Foro de Empaquetado de Alimentos en Zúrich.
Partículas invisibles: plásticos que llegan a la comida sin darnos cuenta
Los científicos revisaron más de 100 estudios previos y encontraron partículas plásticas en productos tan comunes como arroz, agua embotellada, refrescos, pescado enlatado y comida para llevar. Por ejemplo, se detectaron en promedio 240,000 partículas de plástico en un solo litro de agua embotellada. Estas partículas son tan pequeñas que pueden viajar a través del cuerpo y llegar a órganos como el cerebro o el hígado.
Los microplásticos miden menos de cinco milímetros, mientras que los nanoplásticos son aún más diminutos. Su tamaño les permite ingresar al torrente sanguíneo a través del sistema digestivo o respiratorio, llevando consigo sustancias químicas potencialmente tóxicas. Incluso el uso frecuente de un mismo recipiente de plástico puede aumentar el desprendimiento de estas partículas. Al lavar un recipiente de melamina muchas veces, se observó que liberaba cada vez más microplásticos.
Contaminación silenciosa y ubicua
No solo los envases plásticos representan un riesgo. Estudios muestran que incluso los frascos de vidrio pueden contaminar si tienen tapas con recubrimiento plástico. El simple acto de abrir y cerrar el frasco puede hacer que pequeñas partículas terminen en los alimentos. Además, se han encontrado estos plásticos en tejidos humanos como pulmones, hígado, testículos, sangre, orina, placenta e incluso leche materna. En marzo de 2024, una investigación publicada en The New England Journal of Medicine encontró una relación entre estas partículas en las arterias y un mayor riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares o muerte prematura.
Los alimentos ultraprocesados parecen estar especialmente expuestos, ya que su elaboración implica múltiples etapas con contacto frecuente con plásticos. Jane Muncke, directora del Foro de Empaquetado de Alimentos, explica que este contacto prolongado aumenta las probabilidades de migración de micro y nanoplásticos hacia los alimentos.
Otras acciones cotidianas como calentar plástico en el microondas, reutilizar envases o exponerlos al sol también pueden liberar estas partículas. Por eso, los expertos recomiendan ser cautelosos con el uso que se da a los recipientes y envases, especialmente si son de plástico.
Reducir riesgos: acciones individuales y colectivas
A pesar de lo alarmante del panorama, existen formas de reducir la exposición a estas partículas. El Dr. Leonardo Trasande, de NYU Langone Health, sugiere optar por envases de acero inoxidable o vidrio siempre que sea posible, y evitar calentar alimentos en plásticos, incluso si se trata de fórmula infantil o leche materna extraída. También recomienda no meter plásticos al lavavajillas y revisar los códigos de reciclaje en los envases para evitar aquellos con el número 3, que pueden contener ftalatos.
Otras medidas incluyen llevar bolsas reutilizables al supermercado, rechazar utensilios de plástico y pedir a la tintorería que entregue la ropa en bolsas de tela. Estas acciones, aunque pequeñas, pueden ayudar a disminuir el contacto cotidiano con plásticos innecesarios.
Sin embargo, los expertos coinciden en que no basta con la responsabilidad individual. Megan Deeney, investigadora de salud ambiental, señaló que se necesita una respuesta a gran escala para reducir la producción y uso de plásticos. Para ella, esta problemática no puede resolverse de forma aislada, sino que requiere políticas públicas, innovación en empaques sostenibles y cambios profundos en los sistemas de producción y consumo.
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