¿Cuál es la clave para perseverar ante el agotamiento y la fatiga mental? Esto revela un estudio

CIUDAD DE MÉXICO.- Un equipo de la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con el Kennedy Krieger Institute, llevó a cabo un estudio para entender por qué algunas personas logran seguir adelante pese al cansancio mental, mientras que otras se rinden con más facilidad. El proyecto estuvo dirigido por el profesor Vikram Chib y tuvo como punto de partida la necesidad clínica de comprender mejor la fatiga cognitiva persistente, un síntoma común en condiciones como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y enfermedades neurodegenerativas.

Comprender el agotamiento mental desde el cerebro

Los investigadores señalaron que, aunque existe un conocimiento profundo sobre cómo responde el cuerpo al esfuerzo físico, aún hay muchas dudas sobre lo que ocurre en el cerebro durante tareas mentales intensas. Esto motivó al equipo a explorar cómo se manifiesta el agotamiento mental y qué estructuras cerebrales están implicadas en esa sensación.

El estudio se centró en dos regiones clave: la ínsula y la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC). Estas áreas forman un circuito que parece jugar un papel fundamental en la gestión del esfuerzo mental. Entender su funcionamiento podría abrir la puerta a tratamientos más eficaces para quienes enfrentan fatiga cognitiva crónica.

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Tareas exigentes y estímulos económicos

Para la investigación, se reclutaron 28 jóvenes adultos sanos, sin antecedentes neurológicos o psiquiátricos. A cada participante se le ofreció una recompensa económica base y la posibilidad de ganar más dinero según su desempeño en pruebas de memoria de trabajo. Estas tareas, que requerían recordar la posición de letras en secuencias, se iban volviendo más complejas conforme avanzaban.

Antes de iniciar, a cada persona se le realizó una resonancia magnética funcional (fMRI) para establecer una línea base de su actividad cerebral. Durante las pruebas, los participantes reportaban sus niveles de fatiga antes y después de cada ejercicio, permitiendo correlacionar estos datos con las imágenes obtenidas por la fMRI.

Los resultados mostraron que, a medida que se acumulaba el cansancio mental, aumentaba la actividad y la comunicación entre la ínsula y la DLPFC. Este patrón sugiere que ambas zonas colaboran para evaluar cuánto esfuerzo vale la pena realizar y cuándo es momento de desistir, dependiendo también de la recompensa esperada.

Fatiga, decisiones y tratamientos futuros

La ínsula está relacionada con la percepción interna del cuerpo, como el malestar y el cansancio, mientras que la DLPFC ayuda a regular la conducta, la memoria de trabajo y la planificación. Su activación conjunta puede ser la clave para entender cómo se decide continuar o parar durante actividades cognitivamente exigentes.

El estudio también mostró que las recompensas económicas altas podían contrarrestar los efectos de la fatiga, motivando a los participantes a aceptar retos más difíciles, incluso cuando ya estaban mentalmente agotados. Esta respuesta coincide con hallazgos en el campo del esfuerzo físico, donde los estímulos externos también juegan un papel decisivo.

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Estos descubrimientos ofrecen una base prometedora para desarrollar terapias que ayuden a personas con enfermedades mentales o neurológicas a manejar mejor la fatiga cognitiva. Además, la combinación de autorreportes, neuroimágenes y ajustes de dificultad según la recompensa podría convertirse en una herramienta útil tanto para diagnóstico como para evaluar la eficacia de tratamientos futuros.