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El ser humano tiene un sexto sentido y se puede desarrollar en semanas

Este sexto sentido no se requiere ningún tipo de talento especial; es un aprendizaje similar a tocar un instrumento musical o adquirir un nuevo idioma.

El ser humano tiene un sexto sentido y se puede desarrollar en semanas

Una investigación publicada en Cerebral Cortex y difundida por el portal COPE plantea una idea poco explorada: los seres humanos tienen la capacidad de desarrollar un sentido adicional llamado ecolocalización, similar al que usan los murciélagos o delfines para orientarse en la oscuridad.

Este sentido no es innato, pero puede activarse mediante práctica y entrenamiento.

¿Qué es la ecolocalización y cómo funciona?

La ecolocalización consiste en emitir sonidos —por ejemplo, chasquidos con la lengua— y analizar el eco que rebota en los objetos cercanos. De esta forma, es posible construir una imagen mental del entorno.

Es una habilidad que se ha observado ampliamente en animales, pero este estudio demuestra que las personas también pueden aprender a utilizarla.

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Lo más llamativo es que no se necesita equipo especializado ni condiciones físicas particulares. Solo es necesario tiempo, práctica y constancia.

¿Cómo se entrenó a los participantes?

El estudio se llevó a cabo con 26 personas —algunas videntes y otras ciegas— que participaron en un entrenamiento intensivo de 10 semanas. Durante este tiempo, completaron 20 sesiones en las que aprendieron a desplazarse en distintos entornos usando únicamente chasquidos con la lengua para orientarse.

Todo el proceso fue registrado con resonancias magnéticas, que permitieron observar cómo reaccionaba el cerebro al aprender esta nueva forma de percepción.

Los seres humanos tienen la capacidad de desarrollar un sentido adicional llamado ecolocalización, similar al que usan los murciélagos o delfines para orientarse en la oscuridad.

¿Qué cambios ocurrieron en el cerebro?

Uno de los hallazgos clave fue que la corteza visual primaria, la región del cerebro que normalmente se encarga de procesar imágenes, se activó al escuchar los ecos producidos por los chasquidos.

Esto significa que el cerebro es capaz de reorganizar sus funciones. En personas ciegas, se observó incluso un aumento de materia gris en esta zona, lo que sugiere una adaptación aún más profunda.

El oído puede analizar los chasquidos que hacemos con la lengua y, ahí, el cerebro redirige sus recursos”

Este descubrimiento es una muestra de lo que se conoce como neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo de la vida, incluso en la edad adulta.

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¿Quién puede desarrollar este sentido?

Según los investigadores, cualquier persona puede entrenar la ecolocalización, sin importar su edad o si tiene o no una discapacidad visual. El entrenamiento se basa en escuchar con atención los ecos y asociarlos con la distancia y ubicación de los objetos en el espacio.

No se requiere ningún tipo de talento especial. Es un aprendizaje similar a tocar un instrumento musical o adquirir un nuevo idioma.

¿Para qué sirve desarrollar esta habilidad?

El uso más claro es para las personas con discapacidad visual, ya que les permitiría mejorar su movilidad e independencia. Pero también tiene aplicaciones posibles en terapias de rehabilitación, entrenamiento cognitivo o incluso como forma de ampliar la percepción espacial en personas sin discapacidad.

La ecolocalización no reemplaza la vista ni otros sentidos, pero sí añade una herramienta útil para explorar el entorno desde otro ángulo.

La ecolocalización no reemplaza la vista ni otros sentidos, pero sí añade una herramienta útil para explorar el entorno desde otro ángulo.

¿Qué significa este hallazgo para la ciencia?

Este descubrimiento recuerda que el cuerpo humano sigue teniendo recursos poco explorados que pueden entrenarse sin necesidad de tecnología externa.

A pesar del dominio de las pantallas, los audífonos y los dispositivos, el cerebro y los sentidos siguen siendo herramientas potentes cuando se les entrena adecuadamente.

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Un estudio de la Universidad de California en Berkele

La ecolocalización humana es un ejemplo de cómo, con tiempo y disciplina, es posible activar capacidades que están latentes y usarlas en la vida diaria para mejorar la interacción con el entorno.

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