El primer “bug” de la informática: una polilla que cambió la historia
¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene el término “bug” cuando nos referimos a un pequeño fallo en la informática? Pues esta es la historia del origen de este popular término que, incluso al día de hoy, sigue siendo utilizado.
En septiembre de 1947, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard se encontraba trabajando en una de las primeras computadoras, conocida como Mark II. Durante su operación, notaron que el sistema no funcionaba correctamente. Tras investigar, descubrieron la causa del problema: una polilla atrapada dentro de un relé de la máquina. Este insecto, al interferir con el sistema, causó un error técnico, lo que llevó a que se le denominara “bug”, término que hasta hoy se utiliza en el mundo de la informática para describir fallos en el software y hardware.
El nacimiento de un término
Aunque los términos “error” o “fallo” ya existían en otros campos, fue este incidente en la Mark II lo que dio origen al uso del término “bug” en el contexto tecnológico. La ingeniera y pionera de la programación Grace Hopper, quien formaba parte del equipo de Harvard, registró el hallazgo en el cuaderno de trabajo del proyecto, añadiendo una nota junto a la polilla pegada: “Primer caso real de un ‘bug’ encontrado”. Desde entonces, la palabra se popularizó y se convirtió en una parte esencial del vocabulario técnico.
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¿Por qué “bug” sigue siendo relevante?
Con el paso de los años, la palabra “bug” se ha adaptado al mundo moderno de la informática y sigue siendo ampliamente utilizada. Hoy en día, un “bug” no hace referencia a un insecto real, sino a un fallo o defecto en un programa de software o sistema operativo. Estos “bugs” pueden variar en gravedad, desde errores menores que solo afectan una función específica, hasta fallos críticos que pueden comprometer la seguridad o el rendimiento de un sistema completo.
La importancia de la corrección de “bugs”
Los equipos de desarrollo de software dedican gran parte de su tiempo a identificar y corregir estos errores. La detección de bugs es una tarea clave en cualquier proceso de creación de software, y se han desarrollado múltiples herramientas y técnicas, como las pruebas automatizadas y los programas de depuración, para asegurar que los sistemas funcionen de manera eficiente. En el mundo actual, donde la tecnología forma parte de nuestra vida diaria, la corrección de estos errores se ha vuelto fundamental para garantizar la seguridad y el buen funcionamiento de dispositivos y aplicaciones.
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