¿Por qué no nos gusta que nos digan qué hacer? Las razones desde la psicología
Te explicamos por qué tu reacción puede ser una defensa natural y cómo responder de manera más efectiva.
Es común sentir incomodidad cuando alguien nos indica qué hacer. Ya sea un jefe, una pareja o un familiar, la reacción puede ser negativa en la mayoría de los casos, pero, ¿por qué respondemos así? Entender por qué reaccionamos de esta manera puede ayudarnos a manejar mejor estas situaciones.
A continuación, presentamos seis razones comunes por las cuales resistimos las órdenes o sugerencias, según lo publicado por Psychology Today.
Sentimos que somos niños
De pequeños, quizás imaginamos que seríamos los que darían órdenes en el futuro. Cuando alguien nos dice qué hacer, puede evocarse una sensación de volver a la niñez. A veces, esta reacción puede llevarnos a responder de manera inmadura, como si estuviéramos teniendo una rabieta.
Nos sentimos impotentes
El sentimiento de impotencia es una respuesta común al recibir instrucciones. Cuando alguien nos dice qué hacer, puede parecer que están eligiendo nuestro comportamiento por nosotros. Esto puede hacer que sintamos que estamos perdiendo control y poder. Resistir puede ser una manera de recuperar esa sensación de control, incluso si va en contra de nuestros propios intereses.
Buscamos autonomía
La autonomía es una necesidad psicológica básica, relacionada con una menor depresión y ansiedad. Queremos ser los amos de nuestras propias acciones y resistimos la sensación de estar controlados. Desde la niñez hasta la adultez, esta necesidad de independencia es evidente en nuestras reacciones contra la influencia externa.
Valoramos nuestro individualismo
Las sociedades occidentales, como la de Estados Unidos, valoran mucho el individualismo. Queremos tomar nuestras propias decisiones y destacar en lugar de seguir ciegamente a los demás. Seguir órdenes puede sentirse como una pérdida de nuestra identidad personal.
Una orden implica crítica
Recibir instrucciones puede interpretarse como una crítica a nuestro comportamiento actual. Queremos creer que estamos haciendo las cosas bien, por lo que cualquier sugerencia de cambio puede parecer un juicio negativo sobre nuestras acciones.
Tememos una pendiente resbaladiza
Incluso si una solicitud inicial no nos molesta, podemos temer que esto lleve a peticiones más exigentes en el futuro. La idea de que “darles una pulgada puede llevar a que tomen una milla” puede provocar resistencia y enojo.
¿Qué podemos hacer?
Para manejar mejor las situaciones en las que se nos dice qué hacer, aquí hay tres principios que pueden ayudar:
- Sé consciente de tus reacciones: Observa los pensamientos y sentimientos que surgen cuando alguien te dice qué hacer. Esta conciencia puede brindarte más flexibilidad en tu respuesta.
- Nota el ego: En conflictos de voluntad, el ego puede nublar el pensamiento claro. Seguir las demandas del ego no siempre lleva a los mejores resultados.
- Revisa tus suposiciones: Pregúntate si realmente estás siendo controlado o si hay otras formas de interpretar la situación que podrían ser más útiles y precisas.
Aceptar estas reacciones y aún así elegir una respuesta que te sirva bien puede ayudarte a manejar mejor las demandas que enfrentas. Aunque es probable que nunca disfrutes que te digan qué hacer, puedes aprender a manejar estas situaciones de manera efectiva.
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