¿Está muerta la literatura clásica?: Explicación de una profesora
La profesora no aboga por abolir el canon, pero sugiere repensarlo como una red de textos interconectados, en lugar de una lista estática de obras.
CIUDAD DE MÉXICO.- El cuestionamiento sobre la relevancia de la literatura clásica ha sido un tema recurrente, no solo entre estudiantes, sino también entre amigos y familiares. Muchos se preguntan por qué siguen siendo parte del currículo educativo libros que parecen alejados de la realidad actual. Una exprofesora de inglés comparte que la pregunta de por qué hay que leer estos “libros polvorientos” le era formulada constantemente, lo que lo llevó a reflexionar sobre la naturaleza de lo que consideramos literatura.
Para abordar este tema, es necesario comprender qué es el canon literario. Este concepto se refiere a una colección de textos que se consideran dignos de ser enseñados en las escuelas, basados en la idea de que representan “lo mejor que se ha pensado y dicho en el mundo”. Sin embargo, surge la pregunta: ¿quién decide qué es lo mejor? La selección de textos canónicos no es una tarea sencilla, y se vuelve aún más complicada si se considera que estos textos provienen de diferentes épocas y culturas, lo que implica una falta de coherencia en los criterios de selección.
El Impacto Cultural y la Enseñanza de Valores
Algunos críticos argumentan que los libros se vuelven literarios cuando tienen un impacto cultural significativo. Obras como las de Shakespeare han dejado huella en la cultura popular, pero esto plantea la cuestión de si la literatura contemporánea también podría formar parte del canon en el futuro. ¿Deberíamos enseñar obras populares que, aunque no tengan un lenguaje elaborado, han influido en la sociedad, como “Cincuenta sombras de Grey”? Este enfoque, sin embargo, tiene sus limitaciones, ya que el impacto cultural no necesariamente define la calidad literaria.
Otra perspectiva sugiere que la literatura debe enseñarnos lecciones importantes, como es el caso de “1984” de George Orwell, que advierte sobre los peligros del totalitarismo. No obstante, este enfoque corre el riesgo de excluir a las voces de escritores marginados, cuyas experiencias a menudo son tratadas como representativas de toda su comunidad en lugar de ser valoradas por su individualidad. Esto revela una problemática en la enseñanza de la literatura, que puede perpetuar estereotipos y limitar la diversidad de perspectivas.
El Valor Estético y el Canon Literario
El valor estético es otra métrica utilizada para definir qué es literatura. Críticos como Harold Bloom argumentan que la fuerza estética, es decir, el uso innovador y hermoso del lenguaje, es lo que distingue a la literatura. Sin embargo, surge la pregunta de quién decide qué es bello o estéticamente poderoso, y cómo se mide este criterio.
El canon literario, entonces, no es una lista objetiva de obras de valor incuestionable, sino más bien un reflejo de las decisiones de quienes tienen el poder de definir lo que es valioso en la literatura. Como señala el profesor John M. Ellis, la literatura puede compararse con las malas hierbas: no es que haya plantas intrínsecamente malas, sino que son consideradas así porque el jardinero decide que no deben estar allí. De manera similar, la literatura es cualquier tipo de escritura que, por alguna razón, alguien valora altamente.
Conclusión: Un Canon en Evolución
El canon literario es un sistema complejo y dinámico que refleja las estructuras culturales y sociales de una época. No es un conjunto inmutable de textos, sino una red interconectada de historias que dialogan entre sí y con la sociedad. El desafío, tanto para los educadores como para los lectores, es cuestionar estas estructuras y explorar cómo la literatura puede seguir siendo relevante y diversa en un mundo en constante cambio.
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En lugar de seguir perpetuando un canon rígido, es posible adoptar un enfoque más flexible y crítico, donde se valore tanto el contenido como el contexto de las obras. Al fin y al cabo, la literatura es un reflejo de quienes somos, y su poder reside en su capacidad para conectarnos con nuestras propias experiencias y con las de otros.
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